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2 noviembre, 2024
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“Si las viviendas no están adecuadas vamos a tener situaciones muy complejas”

Con una esperanza de vida que ronda entre los 80 y 73 años de vida, en mujeres y hombres respectivamente, y un déficit habitacional de 3,5 millones de viviendas aproximadamente, el Arquitecto Eduardo Schmunis, miembro de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) para el programa “Arquitectura para Todos”, comentó a #VivirPlenamente la importancia de tener en cuenta conceptos como Vivienda Digna y la accesibilidad universal a la hora de establecer políticas públicas.

El especialista en accesibilidad universal y en arquitectura para personas mayores, se refirió a su trabajo en el programa “Arquitectura para Todos” donde, desde fines del año pasado, se unió al campo que trabaja particularmente en la temática de la accesibilidad universal.

“Se trata de aquella condición que tiene un espacio o un lugar, donde no existen barreras que dificulten a las personas estar, circular, trabajar, descansar, estudiar, recibir o dar atención. Asimismo, también están ligadas a la no existencia de barreras en el espacio público, como barreras arquitectónicas”, explicó.

Detalló que en ese caso se aplican criterios de accesibilidad universal ligadas a la circulación de personas. Además de las barreras en el transporte, existen aquellas ligadas a las personas mayores que tienen que ver con la comunicación, sea verbal o no verbal, donde aparecen conceptos como la “accesibilidad cognitiva”.

Particularmente, en este bienio la UIA “está ligada no solamente a la accesibilidad universal de las viviendas, sino que también, a que sean accesibles económicamente, un término que también se usa es que sea asequible, es decir, que pueda de ser comprada y sostenida”.

“Si bien hay que entenderlo a partir del concepto de desarrollo sustentable, por otro lado, también de manera internacional se han planteado cómo interviene la vivienda accesible y asequible económicamente en cuanto a ser un condicionante para la salud. Este cruce nos parece realmente importantísimo, porque es comprender la multidimensionalidad que tiene, en el caso particular de las personas mayores, el proceso de envejecimiento”, detalló el arquitecto Schmunis.

Un ejemplo práctico

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En el año 2016, un equipo de arquitectos de la Sociedad Central de Arquitectos, con la colaboración de un Médico Geriatra de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría realizaron un estudio que consistía en un análisis de costo entre viviendas diseñadas con accesibilidad comparadas con viviendas diseñadas sin accesibilidad.

Teniendo en cuenta los costos extras cruzados con los costos de la atención domiciliaria, considerando además que “a partir de los 65 años hay por lo menos una caída anual, y donde más se caen las personas es en la vivienda, el 70% de las caídas reportadas en el mundo se producen en las viviendas, el 30% restante se produce en espacios públicos o en el transporte”.

El Arquitecto Eduardo Schmunis agregó que “por un lado analizamos las diferencias de costos de viviendas accesibles y no accesibles, y analizamos cuanto era el costo de una caída en todos sus procesos y encontramos que la relación era de 1 a 5, lo que significa que por cada peso que costaba hacer una vivienda accesible, le costaba 5 pesos más la atención domiciliaria, aun con la salvedad de que no vamos a evitar al cien por cien las caídas”.

Accesibilidad universal

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El especialista en accesibilidad universal y en arquitectura para personas mayores, Eduardo Schmunis, retomó la importancia de la accesibilidad universal e hizo mención de que se estima que hay un 15% de personas con discapacidad, y cerca de un 40% de la población total requiere de accesibilidad universal. “¿Por qué pasamos de un 15 a un 40%? Porque hay que incorporar no solamente esos 15% de personas con discapacidad sino las discapacidades temporarias”.

Agregó que discapacidad es un fenómeno que se da no solamente en una determinada situación biológica sino por la relación que tiene el encuentro de esa situación biológica con el entorno, “nosotros por eso no hablamos nunca de discapacitados sino de personas con discapacidad en relación a su entorno”.

“Estamos convencidos de que la accesibilidad es un formidable instrumento de integración social por eso entendemos también que el transporte es una de las barreras más serias que tenemos, porque la gran mayoría de los transportes en Argentina aun no son accesibles y es muy lento el proceso”.

Explicó que cuando se habla de accesibilidad universal “lo que nosotros decimos es que se tiene que establecer lo que denominamos cadena de accesibilidad, esto es, la sucesión de fenómenos donde el espacio accesible ha sido modificado y está sin barreras arquitectónicas, es decir, tiene buenos pisos, no están rotos, no son antideslizantes, tiene pasamanos por ambos lados de circulación sean escaleras, rampas, pasillos, entre otros ejemplos”.

Al respecto concluyó que es importante reclamar que se cumplan los contenidos de la Ley 24.314, del año 1994, actualmente denominada como Ley de Accesibilidad para Personas con Discapacidad, y su decreto reglamentario 914, del año 1997, donde se estipulaba los plazos que tenía la flota de larga, corta y media distancia de transporte público de pasajeros, para adecuarse el cien por cien.

Lamentablemente han pasado 25 años más o menos de todo ese fenómeno y es muy poco lo que se avanzó, porque hay ciertas cuestiones de redacción de ese decreto que quedaron muy ligadas a las renovaciones nada más que de la ciudad de Buenos Aires, entonces, como todas las leyes acá en la Argentina, si nadie no adhiere ni reglamenta, directamente la ley no existe”.

Vivienda Digna

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Según la tasa de mortalidad registrada en 2021, la esperanza media de vida al nacer para una mujer en América Latina y el Caribe era de 79 años. En ese mismo año, la esperanza media de vida de un varón recién nacido promediaba los 73 años en toda la región. A su vez, Sudamérica era la subregión con la mayor esperanza de vida, alcanzando los 80 años en el caso de las mujeres y 73 para los hombres.

Según estimaciones de la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación (desde marzo de 2018, Secretaría de Vivienda), en nuestro país el déficit habitacional es de 3,5 millones de viviendas.

Por su parte, el Arquitecto Eduardo Schmunis, miembro de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), mencionó a Vivir Plenamente que “nosotros entendemos que, en función de las estadísticas, América Latina y el Caribe es el continente que está envejeciendo de manera más acelerada en todo el mundo”.

Agregó que “estos fenómenos ya se vienen produciendo hace 30 o 40 años atrás, y se viene produciendo en condiciones absolutamente opuestas a como se envejeció en Europa, por ejemplo, que lo hizo de una manera más lenta a partir de la segunda guerra mundial”.

El arquitecto detalló que envejecimiento poblacional que se está produciendo en América Latina y el Caribe es muy acelerado desde el punto de vista cuantitativo, y no solamente esta cruzada por el envejecimiento sino también por la cuestión de género.

“No es lo mismo envejecer en condiciones de riqueza o de pobreza, y las condiciones todavía en América Latina y el Caribe para las mujeres que tienen más años que los hombres, tienen más riesgos de ser pobres en la vejez, así que todo esto hay que tenerlo muy en cuenta en cuanto vamos a hablar de políticas de vivienda”, describió.

Destacó además que no solo se habla del envejecimiento poblacional y demográfico, sino también del aumento vertiginoso de las discapacidades, fundamentalmente de las discapacidades motrices, la auditiva, la visual y finalmente las viscerales y la discapacidad cognitiva.

“Evidentemente si las viviendas no están preparadas o no están adecuadas, vamos a tener situaciones muy complejas y en este sentido, hay que insistir en lo que vienen planteando hace más de 20 años la Organización Mundial de la Salud, y la Oficina Panamericana de la Salud que es la propuesta de seguir envejeciendo en casa, en el seno del propio barrio o comunidad”.

El especialista en accesibilidad universal y en arquitectura para personas mayores reforzó la idea destacando que “la vivienda es un lugar de identidad impresionante en la construcción psíquica y afectiva de una persona, es un mundo de relación, entonces, lo que nosotros planteamos es que hay que mejorar los entornos, los barrios, las comunidades y hay que mejorar también las viviendas”

Concluyó con el dato de que, particularmente en Argentina, “cerca del 80% son propietarios de la misma, entonces no tiene sentido plantear traslados, por todos los costos que tiene, no solamente económicos sino los costos afectivos, que es la pérdida de identidad”.

 

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