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1 mayo, 2024
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Tona Galvaliz

Miedo, vergüenza y culpa| Por @TonaGalvaliz

“Dejamos de tener miedo a aquello que empezamos a conocer”. 
Madame Curie.

Estas son las tres emociones más desestabilizadoras, paralizantes y limitantes que nos arruinan la vida impidiendo la felicidad y verdadero poder personal.

Las emociones brotan de las sensaciones originadas por los pensamientos inconscientes o conscientes que mantenemos con nosotros; con eso que nos decimos o conversamos.
Y, lo que creemos es producto de esa particular manera de percibir y decodificar los hechos y realidad.

El miedo, la vergüenza y la culpa son emociones primarias; reforzadas y utilizadas arbitrariamente desde la antigüedad hasta hoy por los sistemas de control, las elites políticas, religiosas, económicas, educativas con la finalidad de dominación y manipulación de las masas para que obedezcamos a sus intereses. 

Esta tríada emocional es una estructura ideal y útil en los procesos de adoctrinamiento de las personas; entrena para acatar con sumisiónlas condiciones y normativas impuestas por el camuflado y perverso sistema manipulador; influyendo en las conductas de los individuos para que respondan como se espera, vulnerando y despojándolos de la autoridad de sí mismos transfiriéndola a entes superiores jerarquizados a quienes hay que responder; aceptando imposiciones sutiles sin reconocer el rol sumiso ejercido dentro del mismo ; de manera que lo que se vaya a hacer o decir esté adaptado a dichas estructuras sociales, económicas, políticas, religiosas del status quo.

No estar a la altura de las circunstancias o expectativas de este sistema acarrea distorsiones emocionales de miedo, vergüenza y culpa.

El Miedo

Es una emoción que alerta frente a situaciones específicas de peligro real o imaginario, presente, pasada o futura. 
Se activa avisando para que huyamos, ataquemos o defendamos.

Sentir miedo en su justa medida es saludable ¡Nos cuida! 

Todo comienza en la mente con lo que creemos de las situaciones al imaginar o interpretar exageradamente lo peor entrando en el circuito del miedo.
-Cada vez que sientas miedo pregúntate si es real o de qué te cuida ese miedo, ve por lo que te apasiona.
-Seremos libres al gestionar esos miedos para conectar con la confianza y el amor.

La vergüenza

Es una evaluación negativa del yo al sentir que perdemos la dignidad por una falta cometida o descubiertos en las propias limitaciones o insultos recibidos, o cuando una situación nos supera, o por la consciencia de haber infligido o alterado normas y por eso sentir humillación, inseguridad, desvalorización, incompletos, defectuosos, sentirnos menos.
El miedo al abandono que padece la persona con vergüenza nace de su creencia de que nadie le puede amar y valorar por estar lleno de supuestos defectos, que no es merecedora de respeto y consideración colocándose en una inferior condición.

La vergüenza tiene más que ver con el Ser. 

-Amigarnos con esa indignidad de cómo nos estamos percibiendo. 
-Siempre es posible reparar el error.
-Repensarnos; cambiar el concepto que se tiene de sí mismo y sentir admiración y estima de quién se es, somos nuestros valores.
-Lo opuesto a la vergüenza es la aceptación, el perdón, la reconciliación.
-El conocimiento y aprobación de sí mismo son clave.

La culpa


Es un sentimiento de deuda eterna, aflora con la creencia de déficit ¡lo que hagas no es suficiente! Hay personas culpógenas, y culpadoras.
Sintiendo deuda y perjuicio eterno con algún hecho temiendo el castigo o precio de pagar por ello.

La diferencia entre vergüenza y culpa está en que la persona con vergüenza le teme al abandono y la persona con culpa le teme al castigo.

La culpa tiene que ver con la acción y el error.

El concepto de culpa es un constructo que en sí mismo no existe; trae consigo recriminación y castigo.
Sí, existe la equivocación voluntaria o involuntaria. 
Admitirla da derecho al compromiso de reparar, recapitular, solucionar y subsanar el daño o perjuicio, asumiendo en ello la parte de responsabilidad; librarnos de la esclavitud que se genera con el error y aprender de la experiencia.

-Nadie puede sentir culpa acerca de algo que no se le inculcó que es malo. No es la culpa la que nos debe guiar, sino la consciencia y valores.

No hay emoción mala o buena; hay emociones bien o mal administradas.Todas son perfectas porque son energías para la acción (emotion), tienen su mensaje y finalidad específica y hay que aprender a identificarlas para cuestionarlas, entenderlas y gestionarlas. 

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