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22 noviembre, 2024
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Las formas más frecuentes de maltrato a las personas mayores según CONFEMAC

Cuando se cumplen dos años desde que la Confederación Estatal de Mayores Activos (CONFEMAC) asumió la gestión del Teléfono gratuito contra el Abuso y Maltrato a las Personas mayores, iniciado previamente por CEOMA, se han atendido cerca de 1.000 casos que arrojan datos contundentes sobre los tipos de abuso y maltrato más frecuentes, así como los ámbitos donde se producen.

Este servicio, único dispositivo de este tipo especializado en maltrato a personas mayores que atiende llamadas de todo el Estado, se ha desarrollado en colaboración con el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, en el marco de los programas del 0,7 % del IRPF, destinado a actividades de interés social, y a fin de 2021, ya se han atendido 867 casos, con 960 víctimas, de las cuales el 61% son mujeres, el 34% hombres y el 5% pertenece a sexo desconocido.

En cuanto a los tipos de maltrato detectados y teniendo en cuenta que en algunos casos coexisten varios tipos, el 37% son de carácter psicológico, el 18% son de contenido físico, el 16% económico, el 17% de abandono o negligencia y el 12% contra la libertad y los derechos básicos de las personas. Hasta la fecha no se han detectado en el teléfono casos de maltrato de tipo sexual.

El 77% de las llamadas recibidas se corresponden con casos acontecidos en el ámbito familiar y el 23 % en instituciones.

Las llamadas recibidas han sido realizadas por hijos/as en un 37%, por otros familiares en un 22%, por vecinos/as o personas no relacionadas directamente con las personas mayores en un 17%, en otro 17% son las propias víctimas quienes llaman y en un 7% por profesionales.

Por Comunidades Autónomas, la Comunidad de Madrid es la que cuenta con más casos atendidos que representan el 23%, seguida de Andalucía (22,5%), Cataluña (12%), Comunidad Valenciana (7,4%), Castilla y León (6%), Galicia (4,5%), Islas Canarias (4,3%), Murcia (3,2%), La Rioja (3,1%), País Vasco (3%), Aragón (1,9%), Castilla La Mancha (1,8%), Asturias (1,7%), Islas Baleares (1,6%), Extremadura (1,5%), Cantabria (1,2%), Navarra (1%) y Ceuta (0,3%).

El contenido de las llamadas durante estos dos años, denota la necesidad de mayor sensibilización social en este tema en el que se confirma que el maltrato en la vejez es una realidad oculta y ocultada. Es oculta porque pasa desapercibida en el sentido de que hay muchas conductas de maltrato que son consideradas normales; y es ocultada porque existe una resistencia importante a denunciar o ni siquiera a informar, sobre todo en el ámbito familiar, porque se considera que éste es un asunto “privado”.

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Cambio de mentalidad

Precisamente, de todos los casos atendidos en el teléfono, el primer denominador común es considerar como normal esas conductas que son maltrato, y el segundo constata que las personas que están en torno a las personas mayores que han generado dependencia usurpan su capacidad de decisión con mucha frecuencia. Se denuncia que aunque la persona mayor necesite apoyo, atenciones y cuidados, en muchos casos conserva perfectamente sus facultades mentales y cognitivas, pero quienes están a su alrededor no le preguntan, sino que deciden por ella y a veces no con mala voluntad sino por sobreprotección. Lo correcto sería ayudar en lo que la persona necesita pero que, si sus capacidades cognitivas lo permiten, sea ella la que marque la pauta de sus necesidades y los demás le den el apoyo necesario. Esto requiere un cambio de mentalidad urgente.

Las personas mayores no tienen unos derechos diferentes de los que tienen en otras edades, sin embargo hay actitudes y conductas que hacemos con las personas mayores que no se nos ocurre hacerlas con personas que tienen 40 ó 50 años, como por ejemplo, llevarla en contra de su voluntad o engañada a una residencia, retenerla allí en contra de su voluntad o muy frecuentemente gobernarle sus cuentas cuando ellas pueden hacerlo perfectamente, porque lo único que necesita es ayuda para hacer ciertas gestiones en el banco. Tampoco se nos ocurriría a otras edades más tempranas quedarse con la cartilla del banco, el DNI, quitarle el teléfono móvil para que no se comunique con otros familiares, etc. Son conductas que sólo se hacen con personas de edad avanzada, algunas veces con buena intención pero otras utilizándolas como “arma arrojadiza” en contra de otras partes en conflicto, habitualmente entre hijos e hijas.

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Conflicto entre hermanos y hermanas

Precisamente éste es uno de los asuntos que nos hemos encontrado en el análisis de los datos del Teléfono del Maltrato, en el que uno de cada cuatro casos, el 25% de los casos, hay conflicto entre hermanos y hermanas, y en algunos utilizan a los padres como arma arrojadiza al prohibirle que se relacionen con los otros, quitarle el teléfono o bien bloquear las llamadas, cambiarle la cerradura, no permitir que vayan los otros hermanos a verles, etc. En este sentido y como dato importante, hay que aportar que este conflicto no llega normalmente cuando los padres entran en dependencia, sino que está ahí de siempre y se desata a la hora de cuidar.

Esta actitud no deja de ser un edadismo, en cuanto a que la familia usurpa la libertad de decidir a las personas por ser mayores y deciden por ellas hasta límites insospechados. También se han detectado situaciones de profesionales que están en la misma línea, de no tener en cuenta la opinión de la persona mayor por ejemplo a la hora de gestionar el ingreso a una residencia, sino que lo gestionan con la familia y solo le dicen a la persona dónde tiene que firmar pero no participa en el proceso y eso es una violación de derechos, fruto de la mentalidad paternalista y sobreprotectora tan presente en nuestra sociedad, que le afecta a algo tan importante como es dejar su casa y vivir en una residencia.

Como ejemplo, comentar un caso de una señora mayor que se quedó viuda y los hijos decidieron que cada mes viviera en casa de cada uno. Cuando se rompió la cadera, y tuvieron que operarla, los hijos le buscaron una residencia porque cuando saliera del hospital, ellos no podrían darle la atención y ayuda que necesita, pero incongruentemente a nadie se le ocurrió preguntarle su opinión aun teniendo su capacidad mental en perfecto estado.

No solamente son los familiares los que cometen ese edadismo pensando que a esas edades hay que decidir por ellos, cayendo en el paternalismo y la sobreprotección, sino que son también las propias personas mayores, en muchas ocasiones, las que asumen que esa conducta es la normal y que son sus hijos o hijas los que tienen que decidir, aunque lo que le propongan esté incluso en contra de lo que ellas piensan.

Retos

Tras el análisis de las llamadas y casos atendidos en el Teléfono del Maltrato de CONFEMAC, proponemos los siguientes retos:

Que las personas del entorno de una persona mayor dependiente, ya sean profesionales o bien familiares la apoyen en lo que necesite y no en lo que NO necesite. No se pide que se le de libertad sino que RESPETEN su libertad, que es muy diferente. La libertad es un derecho que tienen todas las personas tengan la edad que tengan.

Que las propias personas mayores se empoderen y tomen conciencia para no perder el control de su vida mientras que puedan, y para que se respeten sus derechos; si no pueden ellas solas, al menos que conozcan dónde y cómo pedir ayuda para hacerse respetar su dignidad.

Las mejoras en el sistema judicial y la coordinación entre instituciones se hacen vitales para respetar estos derechos y por ende, la dignidad de las personas mayores.

Fuente: https://www.qmayor.com/sociedad/maltrato-6/

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