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17 abril, 2024
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Con 80 años recorrió más de 8 mil kilómteros para cumplir una promesa

[dropcap]F[/dropcap]ue una promesa que su madre hizo cuando él era niño la que determinó que a sus 80 años Héctor Nallino recorriera 7.940 kilómetros en motocicleta y 147 a pie, para llegar a Reducción desde Colombia y agradecer al Cristo de la Buena Muerte por su salud.

Este abuelo de hablar despacio y una frondosa barba blanca se lanzó a esta cruzada el pasado 3 de septiembre cuando partió de San Antonio de Tekendana (Colombia) en su moto Royal Enfield de 500 cc, con la firme convicción de cumplir con aquella promesa de su mamá María Ellena, quien había pedido al Cristo por su salud. En diálogo con PUNTAL, Héctor cuenta esta travesía que lo llevó a cruzar gran parte de Latinoamérica para llegar a Reducción.

“Siendo muy niño no podía caminar porque mis pies se doblaban. Con mis padres vivíamos en un paraje llamado Cuatro Esquinas ubicado al norte de Villa María, y mi madre por entonces preocupada por mi salud me llevó a cuanto médico había en Villa María y Villa Nueva. Pero le decían que yo no iba a poder caminar. Alguien seguramente al verla tan afligida le sugirió que hiciera una promesa que si yo me sanaba me vestiría con el hábito de la comunidad franciscana y me traería a presentarme ante el Cristo de la Buena Muerte de Reducción”. Héctor aclara que conoció de esta promesa tras escuchar el relato que su madre le hacía a una persona cercana a la familia cuando tenía unos 7 años.

thumbnail_1477094890-web-tapareduccionperegrino-004“Yo nunca le pregunté a mi madre si realmente me había traído a Reducción o no, pero lo cierto es que después que hizo la promesa no sé cuánto tiempo había transcurrido y ella entró al dormitorio y me vio de pie. No fue una cosa gradual, sino de la noche a la mañana mis pies fueron distintos y quedaron sanos”, agrega. Esa información se guardó en su inconsciente y en su corazón, y fue el año pasado que resurgió. Y con ella el deseo de cumplir la promesa de su madre. “Esto se despertó en mí y dije cómo es posible que haya pasado tanto tiempo y he caminado mucho en la vida por varios países sudamericanos, y que no haya dedicado un tiempo a agradecerle a Dios esa sanidad. De allí nace el sustento espiritual de esta peregrinación”, relata.

La sorpresa de la familia

Casado con Anita, una mujer colombiana, con quien tuvo 4 hijos -tres varones y una mujer- llegó el momento en que Héctor debió comunicar de su decisión a la familia.

“La sorpresa estuvo referida más a que cómo hacer un viaje en moto a los 80 años. No tanto la caminata porque  yo en febrero de este año, mientras me preparaba para venir a Reducción, hice una caminata en la zona donde vivimos. En 10 días caminé 190 kilómetros con el lema ‘mis pies están firmes, gracias Señor por esa sanidad’. Entonces ellos ya de la caminata sabían que yo acá en mi tierra natal pues la iba a poder hacer con la ayuda de Dios. Pero el viaje en moto sí les preocupaba”.

Fue así que desde su partida, sus hijos estuvieron pendientes a través de las redes sociales y en comunicación permanente con Héctor.

thumbnail_1477094946-web-reduccionperegrino-003El viaje y su cumpleaños

Tras salir de Colombia el 3 de septiembre, atravesó los paisajes de Ecuador, Perú, el centro de Chile hasta ingresar a Argentina y llegar a Córdoba. Su destino primero fue la casa de su hija Ana María (Anita), la única que reside en Argentina, más precisamente en Mendiolaza. Allí en las puertas del barrio donde ella reside completó Héctor el recorrido de 7.940 kilómetros en motocicleta. A las pocas horas de arribar cumplió sus 80 años y los festejó en Argentina y con la satisfacción de haber logrado la primera etapa de su promesa.

“Posteriormente me trasladé a Villa María en ómnibus e inicié la peregrinación desde la casa de campo familiar, ubicada a unos 10 kilómetros al norte en Cuatro Esquinas, donde nació e hice el trayecto hasta Reducción, adonde llegué ayer”. Fueron en total 147 kilómetros a pie por caminos rurales y a la vera de la ruta. En estos senderos cientos de vecinos lo acompañaron y dieron su apoyo.

Cuando faltaban 5 kilómetros para llegar a Reducción un grupo de vecinos salió a su encuentro. “Me llevaron café caliente -el día jueves fue lluvioso y frío-. Fue muy emocionante recibir tanto cariño de la gente”, asegura.

Al llegar a las puertas del Santuario, y acompañado por vecinos, se sentó, se sacó las zapatillas y medias, y empezó allí a cumplir su promesa. Entró a la iglesia de rodillas. “Entré descalzo para que el Señor nuestro Padre Celestial viese mis pies y  poder decirle ‘Señor gracias, gracias por la sanidad que me regalaste siendo niño y que hoy a los 80 años están sanos y firmes. Acá estoy para agradecerte’”, sigue contando Héctor.

Tras pernoctar en el templo parroquial, invitado especialmente por el padre Daniel Gallardo, ayer este peregrino volvió a encontrarse con el Cristo de la Buena Muerte. Pero esta vez en la quietud total del templo: “Me sentí muy bien, transmitiéndole ese sentimiento que me embarga y que no dudo que fue la fuerza espiritual que me permitió hacer el viaje en moto y la caminata”.

Ya con la promesa cumplida, ahora Héctor compartirá unos días en familia y amigos, para luego retomar el camino de regreso a Colombia, donde lo espera su mujer y tres hijos, recorrido que nuevamente hará en moto.

Patricia Rossia
Colaboración: Jorge Almirón, Javier Borghi

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