18 abril, 2024
VIVIR PLENAMENTE
Editoriales

Vivir Plenamente N° 609: El mandato divino de honrar a nuestro padre y nuestra madre | Por Mirian Blanchard

Muy Buenos Días, qué tal, cómo les va queridos amigos. Tenemos la inmensa felicidad estar junto a ustedes como cada domingo. Pero este domingo es muy especial porque está con nosotros Laila Daitter, tenemos el equipo completo. Nuevamente está con nosotros nuestra promotora de la lectura, que desde su columna aporta tanto a nuestro programa.

Hoy quiero hablarles, queridos amigos, de El mandato divino de honrar a tu padre y a tu madre, lo que esto significa y que también está sostenido por la Convención Interamericana de los Derechos de las Personas Mayores, por las leyes nacionales, también en algunas ordenanzas. Y en la Biblia aparece a menudo este dato de “honra a tu padre y a tu madre”. Lo vemos en el viejo testamento. Nos habla en ocasiones de los valores, de honrar al padre y a la madre cuando agradecemos todo lo que han hecho por nosotros y demostrarles lo que valoramos sus consejos, lo que nos hacen sentir orgullosos a nosotros.

También nos habla de aceptar su autoridad, de tratarlos con respeto, más allá de lo que ellos por ahí pueden hacer o la forma en la que se pueden comportar. Que no es todo lo que nosotros esperamos. Aquí también entra el de juzgar a los padres por las decisiones que han tomado, porque nosotros, a la hora de juzgar a nuestros padres, tenemos que tener presente y analizar el contexto en el que nuestros padres se criaron y también el contexto en el que nuestros padres tomaron las decisiones para con nosotros. Y sin duda que los padres siempre toman decisiones desde el amor, por más dolorosas que puedan representar.

Tenemos que tener presente además que nosotros, como hijos, educamos con el ejemplo a su vez a nuestros hijos. Y tiene que ver con la visita nuestro padre porque estamos en este tiempo “4.0”, de la postmodernidad, donde uno de uno de los valores más preciados es nuestro tiempo. Debemos dedicar nuestros padres, necesitan un tiempo, ese tiempo compartido por parte de nosotros, con una escucha amorosa, compartir simplemente un matecito y estar presentes en este momento, sin celulares, simplemente compartir tiempo de calidad.

También muchas veces hacemos referencia cuando hablamos de jugar con nuestros hijos y darles una lectura y de compartir, insisto, un tiempo escucha, un tiempo de calidad, por más a mil que nosotros vivamos. Y retomando el tema de que nosotros educamos con el ejemplo y si nosotros no llevamos a nuestros hijos a que visiten a los abuelos, por más que nuestros hijos estén cargados de actividades, hay que hacerles un tiempito para que estén con los abuelos. Porque después, cuando seamos abuelos no le vamos a poder reclamar lo que no les enseñamos.

Tenemos la oportunidad de escribir la historia y no cometer los mismos errores con nuestros hijos, honrar al padre y a la madre con unos mates y a la escucha respetuosa y velando por su seguridad. Si nos consideramos buenas personas es porque seguramente nuestros padres no fueron tan malos, no tuvimos tan malos padres.

Bienvenidos a Vivir Plenamente.

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