Muchas de las Pymes en la Argentina y en particular en nuestra región están comandadas por una persona mayor de 60 años, los emprendedores que hoy les toca un difícil momento a raíz de la profunda crisis sanitaria y económica que vive el país. A raíz del Día mundial de las mismas los invitamos a reflexionar sobre su rol como motores del desarrollo local sustentable y económico de nuestras comunidades.
Según el Consejo Internacional para la pequeña empresa, este tipo de negocios representan más del 90 % del total de empresas, generan entre el 60 y el 70 % del empleo y son responsables del 50 % del Producto Interior Bruto (PIB) a nivel mundial. De ahí su importancia. Son un factor clave en la reducción de la pobreza y el fomento del desarrollo en el mundo.
Las Pymes emplean, por lo general, a un gran porcentaje de trabajadores de sectores vulnerables de la sociedad: mujeres, jóvenes y personas con bajo nivel educativo. En los pueblos, particularmente en los más alejados de los centros urbanos, son muchas veces la única fuente de empleo. Por lo tanto el apoyo al sector es fundamental, a la creatividad, la innovación y al fomento del trabajo digno para todos. Contribuyendo además a los objetivos del desarrollo sostenible.
Las Pymes pueden tener una capacidad de adaptación a los cambios, como muchos lo hicieron en esta pandemia, pero también eso las hace más vulnerables. Uno de los problemas más comunes a los que se enfrentan es el de la falta de financiación. Y al mismo tiempo tienen mayores dificultades para ver las oportunidades internacionales y en la gestión comercial, que las empresas más grandes o las multinacionales.
Es común ver personas mayores al frente de estas empresas e inclusive muchos de edad avanzada, propietarios de comercios, talleres, aserraderos, negocios agropecuarios, trabajos de alto stress y riesgo, brindando servicios de calidad a la comunidad. Es importante comprender que las personas mayores representan un capital social activo y una oportunidad para nuestra sociedad, aunque con ciertas características y capacidades, propias de la edad.
Las personas mayores que continúan al frente de sus empresas son esencialmente emprendedores, se sienten capaces, con las fuerzas suficientes para seguir luchando. En algunos casos lo que empezó como un sueño se transformó en la vida misma, porque se sienten responsable por las personas que forman parte de su emprendimiento, porque no lograron encontrar a quién pasar la posta o porque simplemente la vida de jubilado, no los atrae o lo que es más grave, piensan que los ingresos por jubilación no les va a alcanzar para vivir. Por lo general los autónomos cobran la mínima.
Frente al Covid 19 el panorama no es del todo alentador, se requiere de un impulso más concreto, menos burocrático y más eficiente, de modo que el compromiso de fortalecer las Pymes sea efectivo. Y al pensar en una integración efectiva de las personas mayores, debería haber una correlación concreta entre nación, provincia y municipios, disponiendo recursos económicos y humanos, para construir una sociedad para todas las edades, con participación de las personas mayores en la toma de las decisiones.
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