Según la página oficial de la ONU, hay más de 470 millones de personas indígenas y tribales en todo el mundo están particularmente amenazados por el covid19. De los cuales en Argentina viven casi un millón, según el último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, que incorporó la pregunta ¿Alguna persona de este hogar es indígena o descendiente de pueblos indígenas (originarios o aborígenes)? Nuestra región NEA – NOA, viven comunidades Qom, Wichi, Mocoví, Pilagá, Avá guaraní y kolla entre otros, quienes no escapan a la preocupación mundial por las condiciones de vulnerabilidad en las que viven, sin acceso a los servicios básicos de agua potable, salud y educación.
Esto se debe a que son proclives a vivir tres veces más en extrema pobreza, porque más del 86 por ciento trabaja en economía informal, sin protección social y porque muchos carecen de acceso a atención sanitaria culturalmente adecuada y a información sobre el Covid19 en su idioma. El covid 19 pone en riesgo la supervivencia de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario o contacto. La pandemia causa perdida de ingresos, interrumpe las actividades tradicionales y crea inseguridad alimentaria. Las mujeres se ven particularmente afectadas, por el aumento de violencia y el acoso.
El 47% de todas las personas indígenas que trabajan no tienen educación, frente al 17 por ciento de sus homólogos no indígenas. Esta brecha es aún mayor en el caso de las mujeres.
Otro dato importante es que, al menos el 40% de las 7.000 lenguas utilizadas en todo el mundo están en peligro de desaparecer. Las lenguas indígenas son especialmente vulnerables porque muchas de ellas no se enseñan en la escuela ni se utilizan en la esfera pública. La colaboración de los pueblos indígenas en la lucha contra la pandemia es primordial, para fomentar la resiliencia, aunque yo diría la resistencia, y el desarrollo sostenible para que nadie quede atrás.
Esta realidad que describe la ONU en su página oficial, no nos es ajena, nuestros pueblos originarios viven en la extrema pobreza, siguen resistiendo tratando de defender sus tradiciones y cosmovisión del mundo donde los ancianos son venerados como fuente de sabiduría y consejo.
Los pueblos indígenas son preexistentes a los Estados.
Félix Díaz, cacique de la Comunidad La Primavera de la Provincia de Formosa, sostuvo en declaraciones a nuestro programa que: “Estos últimos tiempos en que nos dimos cuenta que la Constitución Nacional en su Artículo 75 Incorporó tratados de derechos humanos en sus incisos 22, y 17, reconociendo la preexistencia étnica y cultural de nuestros pueblos indígenas argentinos, donde se garantiza el respeto a nuestra identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; también se reconoce la personería jurídica de nuestras comunidades y la posesión y propiedad comunitarias de nuestras tierras que tradicionalmente ocupamos, y regula la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano y asegura nuestra participación en la gestión referida a nuestros recursos naturales y a los demás intereses que los afecten nuestra existencia. Pero lamentablemente no estamos unidos para defender la causa indígena, porque la política partidaria y la religión nos aleja del interés común que debiéramos tener”.
El valor de los ancianos en las comunidades indígenas. ‘‘He entrevistado mucho a personas mayores y gracias a eso he podido reencontrarme, saber quien soy, quienes son mis padres. Es volver atrás para saber mi identidad cultural. ¿Cómo hacían?, ¿cómo se alimentaban?, ¿cómo se curaban? y saber que territorio ocupaban entre otros. Esa historia esta en la memoria de las personas mayores”.
Quienes quieran conocer un poco más pueden ingresar a: https://www.argentina.gob.ar/derechoshumanos/inai
Tenemos una gran deuda social con nuestros hermanos de los cuales tenemos mucho para aprender.
