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21 noviembre, 2024
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Visitó un hogar para ancianos, vio la tristeza de aquellos que no recibían visitas y creó un programa para “adoptarlos”

Un vecino logró que las personas mayores que quedaron solas en una residencia de Neuquén tuvieran familias adoptivas. Padrinos y madrinas que fueran a visitarlos. Esta es la conmovedora historia detrás del hombre que les devolvió la felicidad de saberse queridos.

Era una tarde más en la vida de Julio Paz —una de las voces de la radio de Plottier, localidad neuquina ubicada a 15 kilómetros de la capital de la provincia— cuando pasó montado en su bicicleta por la vereda de la residencia para mayores del barrio Los Álamos.

El ademán de un “¡hola!” salió desde el patio, donde un grupo de ancianos tomaba sol. Intrigado por lo que pasaba allí, decidió detener su marcha y entrar: lo que vio le rompió el corazón. Esa fue la primera de muchas visitas y del nacimiento de la idea que cambiaría para siempre la vida de muchas personas, incluso fuera de esa residencia.

“Esto pasó hace dos años y se convirtió en algo habitual y en algo hermoso”, dice Julio Paz (60) a Infobae mientras recuerda el momento en que entró por primera vez al Hogar Los Grandes.

Hay 31 abuelos y 14 de ellos no tienen a nadie que los visite desde hace mucho tiempo. ¡Están solos! Son personas del interior que fueron encontradas desamparados y desprotegidas, algunos indigentes casi.. Y fueron llevadas a ese hogar, pero después nadie se hizo cargo de ellas. No hay hijos ni nietos que los visiten”.

—¿Qué vio cuando ingresó por primera vez al hogar?

La primera vez vi a muchos ancianos que eran como niños, con su carita de pena y otros con sus sonrisas porque son personas que no tienen maldad. Realmente vi un mundo hermoso, pero con algo de tristeza también porque de los 31, 14 no recibían visitas. Y yo, como soy un poco charlatán, me acerqué para hablarles y entramos en confianza. Descubrí de grande que ayudar me reconforta el corazón. Ya tengo 60 años, trabajo en radio y soy solo. Hace muchos años vivo en esta ciudad, así que me propuse seguir yendo al hogar a visitarlos.

—¿Así empezaron sus visitas al hogar?

—Sí. Comencé a visitarlos seguido y a realizar actividades con ellos. Conté en mi cuenta de Facebook lo que estaba haciendo y desde que esta historia se hizo conocida en la ciudad recibimos donaciones ¡hasta de 31 colchones nuevos! Ahora estamos necesitando, si nos quieren ayudar, pañales para adultos, leche y pintura.

No conforme con lo que hacía por los ancianos, Julio seguía angustiado por esos a los que nadie visitaba especialmente. “A los otros los van a ver sus hijos, sus nietos, ¡pero a ellos no!”, se angustiaba. Ese sentimiento de desgarro interno no quedó solo en un lamento sino, por el contrario, se convirtió en el motor para buscar cómo cambiar esa triste realidad. Y lo logró.

“Un día se me ocurrió la idea de proponer en el hogar que quienes estaban solos podrían tener personas que los apadrinen. Dijeron que sí. Y, pensando cómo haría para conseguir a esas madrinas y padrinos, lo propuse en mi Facebook. Para mi sorpresa, la idea se viralizó y llegaron los primeros voluntarios. ¡Recibí más de mil mensajes!”, recuerda. “¡Logramos armar un grupo de 20 madrinas y padrinos!”.

Así nació el programa de madrinazgo y padrinazgos del Hogar Los Grandes, que no trajo más que alegrías y buenas noticias.

“La propietaria del hogar es Ruth, una señora muy amable que hace un gran trabajo junto al personal que los atiende. ¡Tienen una calidad humana extraordinaria! Los miman y ciudan muy bien. Veo con qué amor los tratan, ¡me conmueve!”, afirma emocionado.

Julio decidió apadrinar a Juan, un hombre que hace 80 años nació en Chile, pero que desde hace 45 vive en Argentina. “Es muy lúcido y, al igual que los demás, estaba falto de afecto. Ellos necesitan ser escuchados y sentirse queridos”, asegura.

—¿Cómo fue la reacción de los ancianos al enterarse de que tendrían madrinas y padrinos?

—Desde que se enteraron, los 14 que estaban solos tuvieron una transformación anímica extraordinaria, ¡lo dicen las enfermeras y personas que los cuidan! ¡Les cambió la vida! Están con muy buen ánimo porque ahora cada uno espera a su madrina o padrino. Imaginate que hay personas de entre 80 y 90 años y, excepto uno que está senil, todos están muy bien. Son conscientes de lo que les pasa, disfrutan, cantan, se ríen, juegan, se divierten.

—Los ancianos que están solos ¿cuentan cómo llegaron al hogar? ¿Lo recuerdan?

—Hay muchos que se acuerdan muy bien de las cosas y sienten nostalgia. Otros fantasean un poquito, como los niños, porque parece que llegar a los 85 años es volver un poco también a la fantasía. Pero sí hay muchos que se acuerdan de sus vidas, de sus historias… De todo lo que vivieron.

—¿Cuál es la vivencias de las madrinas y padrinos?

—¡Están felices! El 90% son mujeres jóvenes que se interesaron en amadrinarlos apenas se enteraron del programa. Son mujeres que tiene entre 25 y 30 años y que llegan a la residencia a darles compañía, palabras de aliento. ¡Lo hacen con mucho amor!

“Hay abuelos de entre 80 y 90 años y, excepto uno que está senil, todos están muy bien. Son conscientes de lo que les pasa, disfrutan, cantan, se ríen, juegan, se divierten”. 

Hace poco menos de dos meses inició el programa de madrinazgo y el cambio en los ancianos es sorprendente. Ya no se quedan sentados solos, esperando que alguien al pasar por la vereda del asilo les devuelva el saludo. Ahora esperan sus visitas, se preparan y se arreglan para la ansiada llegada de cada madrina.

“Ahora se sienten queridos”, finaliza Julio.

(Nota: El Hogar Los Grandes está ubicado en la esquina de Avenida Constituyente y Avenida Del Trabajador, en el barrio Los Álamos de la localidad de Plottier, a 15 kilómetros de la capital de Neuquén. Quienes deseen colaborar con Julio Paz o hacer donaciones puede contactarlo a su cuenta de Facebook, Julio Paz de Plottier)

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