El siguiente texto, corresponde a la señora Ester Salomé Rojo quien es integrante del Botiquín Literario de la Biblioteca Escritores Correntinos a cargo de nuestra querida amiga, columnista y promotora de la lectura en nuestro programa, Mag. Laila Daitter.
“Hola pequeña Ester, te cuento que hoy estuve sentada debajo de un timbo y me acorde de nosotras. Nos recuerdo muy pensativa como siempre, pero te puedo decir que no pienses tanto, todo salió muy bien.
¿Te acordas cuando trepábamos todos los árboles que encontrábamos en el camino? Últimamente estuve rememorando esas épocas, pero recuerdo que teníamos uno que era nuestro favorito: el gran timbo junto a la laguna. Ese era nuestro lugarcito especial, ya que era un espacio especial para soñar acerca de nuestro futuro; recuerdo que los temas recurrentes que meditábamos eran si seriamos domadoras de caballos o quizás una gran militar que va a la guerra, pero también aspirábamos a recorrer el mundo y volvernos una persona muy importante. Con todos estos pensamientos sabíamos que a lo que más aspirábamos era llegar al cielo a caballo o subirnos al árbol más alto del mundo, todo esto para saber que hay en él.
Todas estas ideas me traen muchos pensamientos a mi cabeza, de cómo vos vivías tu vida llena de juegos pequeña Ester. Nos recuerdo haciendo muchas cosas como ir a los corrales, ordeñar, darle de comer a los animales, ayudar a mamá en la huerta y en el jardín, hacer quesos, ir a las yerras, ayudar a papá con el alambrado, entre otras muchas cosas. Te menciono todo esto porque acabo de darme cuenta que a lo largo de nuestra vida seguimos jugando, ya que conseguimos un trabajo en donde enseñamos a muchas personas todas estas cosas que aprendimos en el campo, en otras palabras, te cuento que en tu futuro te pagaran por enseñar nuestros juegos.
Con todo esto te quería contar, pequeña Ester, que te quedes tranquila ya que gracias a Dios nos fue super bien en nuestra vida. Además, ahora que estamos en confianza, te cuento que quiero intentar una nueva aventura que me parece aún más divertida todavía, pero todavía no te puedo adelantar nada, en la próxima carta quizás te tenga más novedades.
Me despido con todo el amor del mundo.
Ester del presente.
P.D.: Casi se me olvidaba contarte que hasta ahora no hemos visto que hay en el cielo, pero en muchos momentos nos sentimos en él.”
