Algunas recomendaciones para convivir con el frío:
1.- Los ancianos pierden la capacidad de sentir cambios bruscos de temperatura: se recomienda que si usted o alguien en su familia tiene más de 65 años, instale un termómetro en un lugar visible para vigilar constantemente la temperatura del cuarto.
2.- Las temperaturas invernales influyen sobre la presión arterial: Con el frío los ancianos son aún más susceptibles a estos cambios y se recomienda incrementar la vigilancia médica de los hipertensos.
3.- Artrosis: Las bajas temperaturas no la ocasionan, pero pueden agravar las dolencias típicas de esta enfermedad relacionada con el sistema locomotor. Es necesario extremar precauciones: evitar cambios de temperatura bruscos, tomar baños con agua caliente para disminuir la rigidez y evitar aquellas actividades que requieran gran esfuerzo físico si la persona no está entrenada.
4.- Dermatitis: El frío, el viento y la humedad contribuyen a resecar la piel, se acentúan los eccemas y las grietas en las zonas expuestas de la piel, como la cara y las manos. Se tratará de minimizar el impacto de las bajas temperaturas con guantes y prendas adecuadas. El uso de cremas hidratantes y beber líquido frecuentemente resulta de utilidad.
5.- Caídas y potenciales fracturas: Si el anciano vive en áreas de frío, debe considerar que la lluvia y la humedad puede predisponer a caídas y potenciales fracturas, se recomienda atención en el uso de calzado adecuado.
6.- Trastorno afectivo de temporada: Con el invierno un adulto mayor que durante la mayor parte del año lleva una vida normal, tiende a aislarse, pudiendo precipitar un episodio depresivo. Cuando vea a su ser querido con fatiga creciente, desánimo, irritabilidad o somnolencia excesiva considere la posibilidad de una depresión.
Fuente: http://adultezmayor.cl/