“Dejamos de tener miedo a aquello que empezamos a conocer”.
Madame Curie.
Estas son las tres emociones más desestabilizadoras, paralizantes y limitantes que nos arruinan la vida impidiendo la felicidad y verdadero poder personal.
Las emociones brotan de las sensaciones originadas por los pensamientos inconscientes o conscientes que mantenemos con nosotros; con eso que nos decimos o conversamos.
Y, lo que creemos es producto de esa particular manera de percibir y decodificar los hechos y realidad.
El miedo, la vergüenza y la culpa son emociones primarias; reforzadas y utilizadas arbitrariamente desde la antigüedad hasta hoy por los sistemas de control, las elites políticas, religiosas, económicas, educativas con la finalidad de dominación y manipulación de las masas para que obedezcamos a sus intereses.
Esta tríada emocional es una estructura ideal y útil en los procesos de adoctrinamiento de las personas; entrena para acatar con sumisiónlas condiciones y normativas impuestas por el camuflado y perverso sistema manipulador; influyendo en las conductas de los individuos para que respondan como se espera, vulnerando y despojándolos de la autoridad de sí mismos transfiriéndola a entes superiores jerarquizados a quienes hay que responder; aceptando imposiciones sutiles sin reconocer el rol sumiso ejercido dentro del mismo ; de manera que lo que se vaya a hacer o decir esté adaptado a dichas estructuras sociales, económicas, políticas, religiosas del status quo.
El Miedo
Se activa avisando para que huyamos, ataquemos o defendamos.
Sentir miedo en su justa medida es saludable ¡Nos cuida!
La vergüenza
La vergüenza tiene más que ver con el Ser.
La culpa
Es un sentimiento de deuda eterna, aflora con la creencia de déficit ¡lo que hagas no es suficiente! Hay personas culpógenas, y culpadoras.
Sintiendo deuda y perjuicio eterno con algún hecho temiendo el castigo o precio de pagar por ello.
La diferencia entre vergüenza y culpa está en que la persona con vergüenza le teme al abandono y la persona con culpa le teme al castigo.
La culpa tiene que ver con la acción y el error.
-Nadie puede sentir culpa acerca de algo que no se le inculcó que es malo. No es la culpa la que nos debe guiar, sino la consciencia y valores.
No hay emoción mala o buena; hay emociones bien o mal administradas.Todas son perfectas porque son energías para la acción (emotion), tienen su mensaje y finalidad específica y hay que aprender a identificarlas para cuestionarlas, entenderlas y gestionarlas.