En la actualidad, los centros de jubilados y pensionados se presentan como espacios fundamentales para garantizar los derechos y la dignidad de las personas mayores. Estos lugares, más que simples puntos de encuentro, son baluartes de inclusión social, participación comunitaria y bienestar integral.
Según la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, es deber de los Estados y las sociedades crear entornos que promuevan el envejecimiento activo, garantizando a las personas mayores el derecho a la integración social y la participación en la vida comunitaria.
Como lo venimos sosteniendo hace muchos años, los centros de jubilados y pensionados cumplen una función esencial en este contexto. No sólo brindan actividades recreativas y educativas, sino que también ofrecen un espacio donde las personas mayores pueden desarrollar sus habilidades, compartir experiencias y mantenerse activas, física y mentalmente. Al fomentar su creación y fortalecimiento, estamos promoviendo una sociedad que valora la sabiduría y experiencia de sus mayores, y que reconoce su derecho a vivir plenamente.
Promover estos centros no es sólo una cuestión de infraestructura, sino de compromiso social y político. Es necesario garantizar su acceso a todos los sectores de la sociedad, especialmente aquellos más vulnerables, y dotarlos de recursos que les permitan ofrecer un servicio de calidad. El Estado, en colaboración con la sociedad civil y el sector privado, debe impulsar políticas que aseguren la sostenibilidad de estos espacios, reconociendo que la protección de los derechos de las personas mayores es una responsabilidad colectiva.
Las obras sociales, las prepagas y los servicios de emergencias médicas, deberían fomentar estos espacios como lo viene haciendo el PAMI hace años con los programas socio preventivos. Ahorrarían un montón de dinero, les tienen que pedir a sus contadores que les hagan los cálculos, cuantas horas de un profe dando actividades, paga un día de internación en una Unidad de Terapia Intensiva (UTI), por citar solo un ejemplo.
En tiempos de mirar los números, los centros son una buena inversión, porque entre otras cosas combaten la soledad, una de las principales causas de enfermedades como la depresión.
En conclusión, la creación y promoción de centros de jubilados y pensionados es una acción concreta y urgente en la defensa de los derechos humanos de las personas mayores. Es un paso hacia una sociedad más justa, inclusiva y respetuosa de la dignidad de todos sus miembros, sin importar su edad.
Trabajemos juntos para que cada persona mayor pueda vivir una vida plena, activa y con el reconocimiento que merece.
Bienvenidos a Vivir Plenamente.