[dropcap]D[/dropcap]omingo Córdoba cumplirá 93 años el próximo 13 de abril y lo compartirá junto a sus seres queridos, con una salud de hierro y diciendo “Pasamos!!!”. Trabajó toda su vida y lo reconocen como una persona muy metódica y ordenada. Trabajó en el Poder Judicial y en 42 años de servicio, nunca faltó a su lugar de trabajo. Su hijo, Carlos Alberto compartió su vida con “Vivir Plenamente”.
“Fue muy sano toda su vida en cuanto a vicios, nunca fumó, no tomó en exceso y tuvo y tiene una vida metódica y ordenada. No es dado ni lo fue a salir de noche o al juego. Hace unos 8 años murió mi mamá Yolanda Córdoba, con quien estuvo casado 56 años. Sintió su pérdida pero fue “apuntalado” por todos nosotros y salió adelante”, expresó su hijo Carlos Alberto quien tuvo la amabilidad de compartir la historia de su padre con nosotros.
“Mi papá Domingo nunca falta a una votación, siempre muy temprano en día de elección nos llama a uno de sus hijos y pide que lo llevemos a votar. Fue empleado del poder judicial del Chaco habiendo entrado como escribiente y se jubiló como director de personal luego de 42 años de servicio, y aunque parezca mentira sin faltar un solo día y con una planilla de servicios intachable. Doy gracias a Dios porque tiene una vitalidad fenomenal”, detalla aún más su hijo Carlos.
Cada 13 de abril, Domingo renueva sus fuerzas y se dispone a vivir un año más de vida con un festejo muy gracioso y particular. Levanta sus brazos y con puño cerrado dice: “pasamos!”.
Sin duda es una muy linda historia para compartir y dar a conocer a nuestros lectores que nos acompañan día a día. Además, es claro ejemplo de cómo sobrellevar – acompañado del amor de los familiares – la dura prueba de perder a un ser querido después de haber compartido muchos años.
“Por la mañana le gusta hacer crucigramas y tiene varios diccionarios y consulta a todos. Tiene la mente muy lúcida. Algunas veces cuando nos descuidamos sube al techo a limpiar las canalestas. Es demasiado activo y tenemos que controlarlo. Está una señora acompañándolo por si necesita algo y cualquier cosa nos llama por teléfono a los hijos. Pero gracias a Dios se basta solo para todas las necesidades”.
Domingo Córdoba trabajó junto a su padre Juan Córdoba (abuelo de Carlos Alberto), quien fue durante muchos años portero de la escuela Zorrilla, y Domingo lo ayudaba. Luego, Juan fue ayudante del Dr. Binaghi, un reconocido odontólogo de la ciudad de Resistencia.