[dropcap]E[/dropcap]l jubilarse y el proceso que implica hacerlo no siempre es mirado con buenos ojos para las personas en actividad. En ocasiones tristeza e incertidumbre se harán presente, y comienzan interrogantes alrededor de uno que necesitan ser respondidos. ¿Qué pasa cuando tenemos que dejar de ser trabajadores con una rutina determinada? ¿quién soy?, ¿para qué sirvo? ¿Para que soy útil?
En diálogo con la Licenciada en Psicología y Especialista en Psicogerontología, Flavia Beltramo Bringas abordamos la temática del “proceso de jubilación” en búsqueda de respuestas orientadoras y acertadas. Esto nos decía:
“Podemos pensar que es una etapa de transición en la vida de una persona, pero ¿por qué esto?, es un momento de cambios y amerita detenernos a pensar en la importancia de esto”, señaló la Licenciada en Psicología y Especialista en Psicogerontología, Flavia Beltramo Bringas. Y agregó: “Si hablamos de una jubilación es como una marca y un corte que se establece en determinadas edades en relación a las actividades en el mercado laboral. Hace mucho atrás, se planteó que los 60 años correspondía a las mujeres y 65 para los hombres. Si bien las expectativas de vida han cambiado y vivimos más años, estas edades no se han modificado”.
Como es de público conocimiento y muy difundido en los medios de comunicación, las expectativas de vida en hombres y mujeres se han ido acrecentando por diversas cuestiones. “Hay personas que viven 10, 15 20, 25 años estando jubiladas y el tema es entonces que hacer con este “tiempo libre”. Es un tiempo diferente, porque ahora aparecemos como protagonistas y empezamos a ser el organizador de este espacio y que marca a veces en muchos casos algunas dificultades”, expresó la Licenciada.
Se ponen en primer plano el tema de la identidad. ¿Quién soy? ¿Qué me gusta? ¿Que no me gusta? ¿Cuál es el valor que me otorgo a mí mismo?
En muchos ámbitos laborales, por diversas cuestiones se cumple a “rajatabla” los plazos impuestos por la ley para la jubilación de un empleado. Este proceso de “jubilación” puede traernos dificultad y un cierto resquemor. “Es importante marcar que no es lo mismo la jubilación impuesta por la ley que es obligatoria, porque el empleado en ocasiones se siente con muchas energías de seguir haciendo las tareas, de la otra posibilidad es cuando – dependiendo de la ocupación y la profesión – esto es optativo”, aclaró.
“Es importante aclarar que el proceso de jubilación siempre será particular a cada persona, dependiendo de cómo fue el significado de ese trabajo para nosotros. El trabajo forma parte y otorga identidad a cada persona, en actividad siempre decimos “soy médico”, “soy secretario”, “soy periodista” etc. ¿Qué pasa cuando tenemos que corrernos de este sitio y dejar de decirlo así? ¿quién soy?, ¿para qué sirvo? ¿Para que soy útil? Son interrogantes que siempre surgen”.
MIRÁ LA COLUMNA COMPLETA DE LA LIC. FLAVIA BELTRAMO BRINGAS.
