En el último programa de Vivir Plenamente, conversamos con la Dra. Rosa Aizen, psicóloga y trabajadora social, que hace más de 40 años se dedica a temas de envejecimiento y abordaba el duelo desde el punto de vista de las pérdidas desde la vejez. “Hace once años falleció un hijo mío, a partir de ahí ya no tomé el duelo desde el punto de vista teórico, sino el personal. Hice una especialización en duelo cuando fui saliendo de mi propio proceso, también entendiendo que ir ayudando a otros es parte de nuestra sanación”, expresó.
“Las mayores explicaciones acerca del duelo las dio Elisabeth Kübler-Ross, un tema que en la sociedad occidental no era muy abordado. Los orientales tienen una relación más amigable con la muerte, nosotros en Occidente somos casi enemigos de la muerte. Los médicos están preparados para resistirla a costa de lo que sea”, explicó, a lo que añadió que “las perspectivas más interesantes son las humanistas, que dicen que el proceso de duelo es un proceso de elaboración, que tenemos que revisar desde la pérdida que puede ser de un ser querido, pero hay otras pérdidas que vamos teniendo a lo largo de la vida y que tenemos que ir integrando”.
“Son vivencias muy difíciles, muy traumáticas, que nos llevan muchas veces a transformaciones muy profundas. Si aceptamos el desafío de comprender lo que implica la finitud y no ser omnipotentes, de aceptar nuestras limitaciones y no estar bajo nuestro control, que los médicos no son dioses. El duelo nos lleva a una transformación muy profunda de nuestros conocimientos y emociones, de relación con nuestro cuerpo y con el mundo, con nuestra propia identidad. Es un desafío interesante”, compartió la psicóloga.
NATURALMENTE RESILIENTES
“El duelo es un proceso que lo transitamos de manera natural, los seres humanos tenemos una capacidad resiliente. Naturalmente, somos resilientes. Todos atravesamos situaciones difíciles en la vida y salimos de esas, en general por nuestras fortalezas, que si flaquean tenemos la ayuda de nuestras familias, amigos y amigas, las comunidades”, expresó, sobre lo que comentó también que “si bien en las sociedades urbanas, la fuerza colectiva está disminuida, como humanidad tenemos una memoria de lo colectivo, que mantenemos en nuestros pequeños grupos y que siempre está para sostenernos en esos momentos más difíciles de nuestra vida”.
La psicóloga explicó que los trastornos de sueño, el descuido personal y la tristeza, son partes naturales del duelo, pero al alargarse en el tiempo se vuelven señales y si la persona realiza actos que hacen peligrar su vida como dejar de tomar medicamentos o “no encontrarle sentido a la vida”, puede estar necesitando de una consulta médica. La enojo, la tristeza, la frustración y el miedo a encarar la vida sin esa persona, son emociones normales en el duelo y se debe poder expresarlas.
“Entre el 80% y el 90% de las personas atravesamos nuestros duelos y pérdidas de manera natural, que lleva más o menos tiempo, con rituales que la misma sociedad estableció y que con la modernidad se fueron perdiendo, como que las mujeres se vistieran de negro durante su primer año de viudez. No solo para que ellas se dieran el tiempo, sino para que la sociedad supiera lo que les estaba pasando. También los hombres que llevaban la tira negro sobre el traje. Luego venía medio año más de medio luto”, explicó, al comentar sobre la importancia de los rituales de duelo.
Y agregó lo que ocurría con los casos de pérdidas inesperadas. “La sociedad calculaba que el proceso normal de duelo de alguna manera llevaba dos años, pero en el caso de la pérdida de hijos era una situación muchísimo más difícil, porque era lo que se llamaba un duelo ‘contra natura’, que iba contra lo natural. Lo más normal es que fallecieran primero los padres y luego los hijos, en esos casos socialmente se permitían duelo más largos”.
El duelo es un proceso que lo transitamos de manera natural, los seres humanos tenemos una capacidad resiliente. Naturalmente, somos resilientes.
DUELOS COLECTIVOS
Habló sobre el desafío de trabajar el duelo con las personas en el contexto de pandemia, que recientemente superó el número de 100 mil muertos por Covid-19. “Era impensado y llegó a ser algo que la gente naturalizó, entonces son necesarios mecanismos de reparación, como fue la Guerra de Malvinas o la época de terrorismo de guerra con los desaparecidos. Son grandes eventos sociales que requieren de fuerzas colectivas para ser transitadas. Las muertes se reservaban de manera privada, pero ahora es algo que ‘nos ocurre a todos’”, explicó.
RITUALES
“En el interior de la provincia todavía se guarda con protección los rituales colectivos y uno de los más importantes es el de los cementerios, que en pandemia no se pudo hacer como los velatorios o el acompañamiento”, comentó, y continuó con la aclaración de que hay otras maneras de rituales para transitar el proceso. “Se puede hacer de otra manera, como una reunión por Zoom, en la que se pida a cada familiar o amigo que escriba una poesía, unas palabras, o que recuerde una anécdota. No negar, como si nada hubiera pasado, juntarse a pesar del aislamiento, hacer una reunión como si se hubieran podido encontrar, aunque sea por Zoom”, detalló.
También mencionó la liberación conjunta de globos, la creación de un álbum digital en la que cada doliente pueda compartir una fotografía o de una caja donde se pueda guardar los objetos personales de la persona fallecida, que no se desea donar. “Y con el tiempo, lo material va perdiendo la presencia de la persona, porque la persona se va incorporando al corazón y la vida de una manera más inmaterial, de saber que el recuerdo va a estar para siempre”, concluyó.
