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Entrevistas Salud y Bienestar

Enric Benito: No existe la muerte.

Enric Benito, médico. (Gentileza Noticias de Navarra)
  • El especialista en cuidados paliativos, que disertará esta semana en Córdoba, afirma que es un proceso equiparable al nacimiento.
  • La espiritualidad y el acompañamiento alivian el trayecto en la etapa terminal de la vida.

Enric Benito, médico. (Gentileza Noticias de Navarra)

¿Qué es esto de la angustia y el sufrimiento cuando la muerte es una certeza inequívoca por una enfermedad terminal?

En primer lugar, “no existe la muerte, sólo hay un proceso de morir así como hay uno de nacer y los dos están muy bien organizados”, afirma Enric Benito, médico oncólogo español, especialista en cuidados paliativos.

Entrevistado por La Voz antes de su llegada a Córdoba para disertar sobre “La humanización de los cuidados al final de la vida”, Benito señala la necesidad de “acompañar en el itinerario de morir para que la persona pueda soltarse a la profundidad de su conciencia, que es su esencia, aquello que la sostiene”.

“Cuando uno va a morir, si hay alguien ayudando para que pueda soltarse, es más fácil”, asegura el especialista, quien fue invitado por la Casa de la Bondad-Manos Abiertas, entidad fundada por y con el asesoramiento espiritual del cura jesuita Ángel Rossi.

–Es irónico hablar de la “humanización” en el trato entre el personal de salud y los pacientes. Sin embargo, podría considerarse un requisito, al menos, ético.

–Cuando empecé a hacer cuidados paliativos, hace unos 20 años, el modelo era muy biologicista. Para cuidar el proceso de morir, si no sabes lo que es el sufrimiento y no entiendes el proceso de morir como un traspaso donde la persona accede a su propia trascendencia, puedes dar morfina y quitar el dolor, pero no atiendes realmente a las personas en todas sus dimensiones y una de ellas es la espiritual. Entonces, desde 2004, en la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, construimos un grupo de trabajo interdisciplinario y elaboramos una aproximación profesional, humanista y transconfesional, porque los pacientes tienen derecho a ser católicos, budistas, agnósticos, ateos, lo que quieran, y los tenemos que tratar igualmente.

–¿Qué es para usted la dimensión espiritual?

–Sería nuestra naturaleza esencial donde surge un anhelo inagotable de plenitud que nos impulsa a la búsqueda del sentido, de conexión y hacia la trascendencia. Es una dimensión propia de los seres humanos, seamos o no conscientes de ello. La dimensión espiritual nos define, es la esencia de lo que somos, la conciencia que nos sostiene y no tiene nombre. Es esa parte de nosotros que busca el sentido de la vida y que nos permite, en momentos de crisis, encontrar recursos en nuestra propia profundidad para traspasar el proceso que nos afecte. Y eso es fundamental en el momento de morir. Además, con la Sociedad Española de Cuidados Paliativos hemos elaborado el itinerario del proceso de morir.

–¿En qué consiste?

La primera fase es la del caos o lucha y resistencia. Los “no quiero”, “no me gusta”, “no acepto”. La segunda es de aceptación y de entrega, porque vemos que no es para tanto, que no pasa nada, entonces viene ese momento de “hágase mi voluntad” o que sea lo que tenga que ser. Después de esta etapa, la persona salta a otro nivel de conciencia y se encuentra con una profundidad que la había sostenido siempre y que ni siquiera ella había explorado, y es la fase de la trascendencia, de un estado de conciencia de gozo, de plenitud, de bienestar y de paz.

–¿El acompañamiento del paciente lo realiza personal entrenado específicamente en cuidados paliativos?

–Hemos construido las herramientas de cómo acompañar ese proceso. Son herramientas muy sencillas, tal vez un poco más sofisticadas que otras, pero podría ponerlas en práctica cualquier terapeuta y serían: hospitalidad, presencia y compasión. Para el acompañamiento no hace falta ser médico. Además, seguramente es el que tiene más dificultades para abordar eso. Es probable que si el médico es mujer, tal vez tenga más habilidades.

Atención y presencia transformadoras

Un buen acompañamiento se funda en, por lo menos, dos técnicas, según Enric Benito.

Por un lado, la de cultivar la atención, a través de la meditación o de la oración contemplativa. “Significa estar absolutamente conectado con esa persona desde la ecuanimidad, serenidad, sin juicio, aceptando al otro que está en la turbulencia de su caos, de su lucha, sabiendo que esto es temporal y que aclarará bien, que es un proceso que siempre tiene un buen final”. “La presencia es lo que tú eres, tu ser, es el mejor regalo que le puedas dar a alguien cuando está en medio de una crisis”, sostiene.

Otra técnica es que “acompañando se aprende a acompañar”. “Cuando llevas años haciendo esto, has sido capaz de estar ahí, de superar tus miedos y has visto que le has sido útil al otro. Cuando el paciente pasa al estado de trascendencia, el perfume que te llega, el ambiente en que se encuentra el paciente, es muy inspirador, porque a uno lo transforma”, afirma.

Enric Benito: perfil

Médico oncólogo, máster en Cuidados Paliativos. Fue Coordinador del Programa de Cuidados Paliativos del Servicio de Salud de las Islas Baleares hasta 2016.

Es profesor en diferentes universidades de España y Latinoamérica y conferenciante.

A sus 70 años, remarca la “suerte de tener una vejez dorada”, donde se dedica a hacer lo que le gusta. Agrega: “No tengo jefes; ahora solamente me manda mi esposa, pero a eso ya estoy acostumbrado”.

*Especial

Nota publicada en: https://www.lavoz.com.ar/salud

JOSEFINA EDELSTEIN* Lunes 04 de noviembre de 2019

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