POR JOSE CESCHI
¡Buen día! Debiera ser obvio que uno tiene -o ha tenido- cuatro abuelos, padres de papá y mamá. Hoy las cosas no suelen aparecer tan claras. Hay chicos, adolescentes y jóvenes que suman cinco, seis o más “abuelos”, debido a sucesivos matrimonios de sus padres.
Acabo de poner entre comillas la palabra abuelo, porque, estrictamente hablando, los abuelos son biológicos; aun cuando podríamos decir también que hay “abuelos adoptivos”, como hay hijos adoptivos.
Quedándonos un poco más en el área de los conceptos, tendríamos que preguntarnos qué significa exactamente “abuelidad”. Una reflexión del psicogerontólogo Leopoldo Salvarezza nos entrega unos pocos interrogantes básicos que ayudan a enfocar el tema desde varias perspectivas: “La abuelidad ¿es solamente una “idea” sin función? ¿Existe un vínculo específico entre abuelo y nieto, o éste es solamente homólogo del pasado vínculo entre padres e hijos? ¿De qué manera afecta la longevidad a la abuelidad? El rol de abuelo ¿es activo o solamente simbólico? ¿Cómo influye la realidad socioeconómica en el rol de abuelo? El divorcio, las familias con un solo progenitor, familias con padres e hijos de distintos matrimonios, la inseminación artificial, el aborto y los niños maltratados ¿son de incumbencia exclusiva de la familia nuclear, o implican y exigen respuesta y participación activa también de los abuelos? ¿Existe una abuelidad normal y otra patológica?”.
Preguntas que, junto a muchas otras, necesitarían respuestas no siempre fáciles de encontrar. Para más, ya se sabe que antes se asociaba la figura del abuelo con la vejez, mientras hoy conocemos abuelos hasta menores de treinta años. Para más, Salvarezza nos recuerda que hay situaciones que generan dos roles emergentes para ellos que no pueden ignorarse:
“El primero es que el abuelo vuelve, en las sociedades industriales, a asumir el rol de agente sustituto de socialización. Segundo, los abuelos son agentes de apoyo económico en los casos en que se produce la ruptura o un desenlace negativo en la pareja del hijo o hija, o la pérdida del empleo de alguno de ellos”.
¿Lo charlamos en familia?
