Nuestras reglas nos impiden tender puentes para abrazar la novedad del futuro, porque usamos los viejos paradigmas.
Yo me pregunto: ¿Por qué hoy día resulta tan difícil disentir sin dejar de recibir rechazo o agresiones del otro lado?
Una cosmovisión es un constructo, un producto social y cultural de determinada época, o sea que una cosmovisión es una visión global de algo.
Es un enfoque que permite entender y comprender la existencia humana, la realidad, el todo, de acuerdo a valores personales subjetivos o colectivos.
A partir de las cosmovisiones, sean personales o de la sociedad, en ambos casos se actúa en base a cómo se entiende y percibe la realidad.
En la antigüedad afirmaban que la tierra era plana, inmóvil, que era el centro del universo y los astros o cuerpos celestes eran entidades divinas girando en círculos perfectos a una velocidad uniforme alrededor de la tierra.
El límite del universo lo constituía una bóveda celeste y en el mismo plano estaban ubicadas las estrellas, que también giraban sobre la tierra.
Quien pensara diferente o cuestione tales afirmaciones o creencias se lo consideraba un loco y condenaba a muerte.
Veamos, toda cosmovisión se fundamenta en principios, teorías y “modelos mentales” que conforman un paradigma, lo que permite a la cosmovisión construir sus opiniones y creencias e interpretación sobre el mundo.
Por ejemplo, cuando se afirma que algo es de determinada manera y no de otra.
¿Qué es un paradigma?
Un paradigma es una idea fija sobre la cual se construyen otras ideas. Todos los paradigmas son “programas mentales” que hemos incorporado y transformado en hábitos a través de la repetición inconsciente.
Han sido transmitidos de generación en generación, que en la mayoría de los casos no hemos elegido por propia voluntad.
Estos “programas mentales” fueron creados por las personas con las que convivimos desde el momento de nacer: padres, familiares, amigos, sacerdotes, maestros, referentes, etcétera, y lo han hecho con la mejor de las intenciones. Por nuestra parte, hemos dado autoridad y hemos validado como afirmaciones ciertas y verdaderas.
El problema de los paradigmas es que son muy difíciles de cambiar y a veces condicionan los procesos de pensamiento y conductas; perdiendo flexibilidad y apertura entramos fácilmente en conflicto o disputas con otras personas de nuestro entorno, poniendo en peligro los vínculos.
Es importante aprender a cuestionar los paradigmas en los cuales sustentamos nuestras creencias si nos damos cuenta de que éstos nos están llevando a conclusiones incorrectas sobre la apreciación de nuestras circunstancias.
Es menos problemático hacer las mismas cosas de siempre. Las nuevas y buenas ideas son rechazadas por las personas que piensan que el “futuro es la extensión del pasado. Pensar de este modo es un error.
¿A qué se debe esta resistencia? ¿Qué nos impide aceptar las propuestas nuevas??
“Todo tiene que ver con los paradigmas”. Porque cambian el mundo para siempre. No. Y los cambios y la novedad generan desconcierto y miedo a lo desconocido, hacen evaluar la manera de ver y hacer las cosas.
Los paradigmas filtran nuestras experiencias. “Vemos el mundo según nuestro paradigma”. Lo que es obvio para una persona con un paradigma es raro para otra persona con otro paradigma. Esto se denomina: “El efecto paradigma”.
El paradigma funciona como reglas que establecen límites y explican cómo resolver problemas dentro de esos límites.
- El modelo mental establecido actúa como filtro que selecciona la información antes de entrar a la mente. Aquellos que concuerdan, entran.
- Los datos que no concuerdan con las expectativas creadas o modelos mentales, al confundir son rechazados.
Esto puede cegar a las personas, hacia nuevas oportunidades y nuevos modelos e ideas más creativas que crean nuevas oportunidades y alternativas.
Al cambiar nuestra mente, nuestra vida cambia. ¡Tendamos puentes!