Todos estamos en el mismo pozo, pero algunos miramos las estrellas- Oscar Wilde-
El Dr. Víctor Frankl decía lo siguiente, “Al hombre se le puede arrebatar todo en la vida, excepto una cosa, la libertad de elegir con qué actitud enfrentar cualquier situación”.
Muchas veces no está en nuestras manos cambiar una determinada situación que nos produce dolor y sufrimiento; pero hay una cosa que sí es posible cambiar, y que, si está en nuestras manos, y es el hecho de elegir la actitud con la que enfrentaremos ese sufrimiento o dolor.
Esa actitud a la que me estoy refiriendo está ligada a un sentido, es decir, a hallar un “para qué”, una razón o propósito.
Siempre que tengamos un “para qué” con peso, razones de valor podremos enfrentar cualquier “cómo”, por ejemplo, ¿Cómo sigo?, ¿Cómo resuelvo?, los famosos y conocidos ¿y ahora qué?
Sin embargo, encontrar este sentido es más difícil pero no imposible de lo que aparenta, puesto que generalmente el dolor nos hace sentir muy vulnerables y es cuando percibimos que la situación nos supera, nos sentimos anestesiados, sin energía para salir adelante, tentados de bajar los brazos, atravesados por emociones encontradas y sin saber qué hacer con la vida, confundidos en un no saber si maldecir o bendecir por estar vivos.
Es por esta razón que el sentido debe ser mucho más grande y más profundo que el dolor mismo. Encontrar un sentido que nos permita trascender la experiencia movilizarte que despoja el aliento de vida.
Es necesario encontrar el soporte que sostenga para aceptar lo factico.
Aceptar quiere decir dar permiso y entrada a que algo o alguien entre y forme parte de, es dar por bueno algo voluntariamente, es asumir una molestia, sacrificio o privación.
Aceptar todo lo que el dolor y sufrimiento conlleva con sus efectos colaterales, saber y tener en cuenta que ese dolor será un aprendizaje útil que nos permitirá avanzar, crecer, evolucionar, despuntando en el ser doliente lo más humano de lo humano.
Pero sólo a través del sentido que le otorguemos, transformaremos ese sufrimiento y dolor en una victoria personal.
El sentido no es simplemente una meta, sino un camino que le da dirección e intención a la vida, por esa razón, el sentido del sufrimiento le da dirección y voluntad al sufrimiento mismo, se trata de una genuina aceptación del dolor, lo que se ve reflejado y manifiesto en la actitud que tomamos ante el sufrimiento.
El Dr. Frankl decía: que el sufrimiento deja de ser sufrimiento cuando se le encuentra un sentido, y en muchas ocasiones este sentido puede ser el sacrificio mismo o abnegación; pero este no será estéril, al contrario, será un dolor fecundo, ¡dará sus frutos!
Cada persona enfrenta el dolor a su manera, con las herramientas que haya adquirido durante su crecimiento, pero sin importar la forma en la que enfrentemos este dolor, siempre hay un propósito más allá del sufrimiento, un para qué, que nos mantiene de pie.
Y, para encontrar o reconocer ese propósito, primero y principalmente debemos aceptar el dolor y vivirlo con amor, sabiendo que el sentido que le damos a nuestra existencia es más fuerte que cualquier cosa que se nos pueda presentar.
La actitud es un estado de ánimo, es la disposición y manera particular de obrar, actuar, comportarse, responder frente a las situaciones de la vida. La actitud negativa o positiva es innata, pero se puede trabajarla y mejorarla.
Víctor Frankl nos dice que los seres humanos encontramos sentido a la existencia, al dolor y sufrimiento a través de tres valores principales: creativos, vivenciales y actitudinales.
Valores Creativos
Se refiere al aporte a la sociedad y al mundo en general. Es la consciencia sobre nuestra capacidad creativa, es la huella y el legado que dejamos a través de nuestro trabajo y acciones.
- Valores Vivenciales
Es la capacidad de atesorar experiencias, conocimientos y aprendizajes para crecer; es lo que recibo de la sociedad y del mundo. Son las vivencias con los demás y es a través de nuestras experiencias y conexiones con otros que nos enriquecemos.
- Valores actitudinales
El valor actitudinal se refiere a la posición que tomamos a partir de las circunstancias que vivimos y ante las cosas que no podemos cambiar. Sean cuales sean las circunstancias, siempre tendremos la libertad para elegir la actitud con la que nos enfrentamos a éstas.
“Nada ha cambiado, excepto mi actitud, por eso todo ha cambiado”. Anthony de Mello
Te mando un beso inmenso TG.
IG Tona Galvaliz. FB/LinkedIn.
María Antonia Galvaliz. Counselor-Logoterapia-Biodecodificación-Coaching Ontológico y Sistémico- Speaker- PNL- Coaching WingWave- Escritora Columnista