El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió alertas roja y naranja por la ola de calor en varias provincias del país, con temperaturas extremas que en algunos casos superarán los 40º C.
En contextos así, es habitual que se hable de la importancia de mantenerse hidratados para evitar problemas de salud. Y es común también que desde el campo de la medicina recomienden dar especial atención a niños y adultos mayores.
Sin embargo, lo que diferencia a unos y otros es que las personas mayores carecen de la sensación de sed y, al no sentir sed, no consiguen advertir la necesidad de incorporar agua a su organismo.
Consultamos al Dr. Miguel Acánfora -Director de la Maestría en Gerontología Clínica de la Fundación Barceló– para conocer las causas y consecuencias de esta acción metabólica en los mayores, y cuáles son los tipos de hidratación a tener en cuenta para evitar inconvenientes de salud graves frente a las altas temperaturas.
“A medida que el ser humano envejece se produce una pérdida del reflejo de la sed que muchas veces puede llegar a la ‘adipsia’, que es la falta total de sed”, aseguró Acánfora.
Según el experto en gerontología clínica, la simple pérdida del reflejo de la sed generalmente conduce a un cuadro de deshidratación ya que, al no tener ingesta de líquidos adecuada, puede ocasionar cuadros graves que deterioran la salud: “Esta alteración pueden llevarlo a una descompensación que se manifiesta por: desorientación y confusión; aumento de frecuencia respiratoria; aumento de la frecuencia cardíaca; hipotensión arterial; mareos; falta de micción”.
Y agregó: “Todo esto, a veces, se resume en un letargo y falta de interacción con el medio manifestando debilidad muscular, lo que hace que el adulto mayor tenga un cuadro que requiera de intervención médica aguda para su tratamiento, que dependiendo de su gravedad puede revertirlo, o bien, conducirlo a la muerte por una falla multiorgánica”.
Esta situación extrema, explicó el Dr. Acánfora, “puede darse más en pacientes medicados con diuréticos, drogas hipotensoras y aquellos que tienen alteraciones del medio interno, o enfermedades metabólicas como la Diabetes o algún grado de insuficiencia renal”.
Como acciones preventivas, el titular de la Maestría en Gerontología Clínica de la Fundación Barceló advirtió que “se debe regular la ingesta de líquido en personas adultas mayores independientes y que tienen situación de realidad. Generalmente se debe ingerir entre 5 a 7 vasos de agua a lo largo del día, aunque no tenga sed. Vale decir que se debe aplicar el mismo régimen a aquellas personas que toman medicamentos, por vía oral y con agua, lo que complementará la cantidad de agua sin ningún problema”.
Con respecto a los diferentes tipos de hidratación, Acánfora destacó que “los líquidos que se recomiendan ingerir son agua -preferentemente de grifo hervida y enfriada (se deben evitar aguas minerales con exceso de sodio)-, jugos de fruta natural y tisanas -bebida de una cocción leve de frutas deshidratas, mezclas de hierbas, raíces, flores o especias-. Es importante evitar exceso de yerba mate, café y té, por su efecto diurético. Todo esto cuando las temperaturas sobrepasan la normal media del verano. El mismo régimen de ingesta debe ser aplicado a aquellos pacientes que presentan grado de dependencia, ya sea física, o bien, deterioro cognitivo”.
En cuanto a las recomendaciones generales, Acánfora destaca “estar en un ambiente fresco, ventilado, no exponerse al sol, usar ropa adecuada y muchas usar ocasionalmente un rociador de agua de grifo en las partes descubiertas del cuerpo: piernas, brazos, torso y cabeza, para tener sensación de frescura y refrigerar nuestra piel, equilibrando así la sensación térmica. Todo esto con comidas livianas y de poco contenido calórico”.
Como consejo para los familiares de los adultos mayores, recordó: “Tarea educativa y persuasiva en personas independientes y de asistencia a los dependientes. Recordar que en algún momento de sus vidas sus padres lo hicieron por ellos”.