[dropcap]D[/dropcap]urante el verano los ancianos tienen un elevado riesgo a deshidratarse. Se debe a factores biológicos o intrínsecos, como por ejemplo:
* Disminución del agua corporal total (por mayor proporción de tejido graso en relación al tejido muscular magro).
* Alteración de los mecanismos cerebrales de la sed.
* Disminución en la producción de hormonas que retienen agua y sal, lo que lleva a una mayor pérdida de líquidos por orina.
El riesgo aumenta si la persona tiene una alteración mental (como la demencia), está postrada o con dificultades para moverse. A los factores antedichos se agrega la necesidad de un tercero para la provisión del agua.
El uso de diuréticos, frecuente en la tercera edad, también genera un mayor riesgo de deshidratación.
Cómo se manifiesta
* Lo más frecuente es que haya una alteración del estado mental habitual. Se puede observar confusión, somnolencia o apatía.
* Las caídas pueden ser otro signo en esta edad.
* A diferencia del niño o el adulto joven, la sequedad de la piel y las mucosas no son un signo confiable de deshidratación en el anciano.
Cómo prevenir
* Ofrecer líquidos frescos repetidas veces al día.
* Mantener una dieta liviana y frugal. Debería ser rica en frutas, jugos de fruta, verduras, gelatinas y helados de agua.
* Evitar la exposición solar. De ser inevitable, hacerlo sólo en los horarios extremos (a primera hora del día o última hora de la tarde) y protegido del contacto directo (con sombreros, paraguas o sombrillas).
* Mantener ventilados y refrigerados los ambientes.
* Vestir a los ancianos con ropas livianas y claras.
* No tomar diuréticos sin la estricta indicación médica.
Ante cualquier cambio o alteración en el estado mental se debe consultar al médico. Una intervención rápida en un paciente deshidratado puede prevenir un cuadro de mayor severidad.
Por el doctor Silvio Payaslian, director médico de los Centros Médicos Ambulatorios de Swiss Medical Group.
Aclaración: Ante cualquier duda consulte a sui médica de cabecera.