[dropcap]E[/dropcap]n su columna del pasado domingo, nuestra querida Laila Emilia Daitter nos recomendó tres obras literarias que no podemos dejar de leer:
– “Carta a la familia de un adolescente, Un viaje al corazón de nuestros afectos”, de Vittorini Andreoli. “La vida familiar, cuando está basada en el miedo, puede generar conflictos y heridas difíciles de solucionar. En este libro, el autor recorre el trayecto que atravesamos todos los días, desde el despertar hasta la vuelta a casa por la noche, después de habernos enfrentado
a las amenazas del mundo. En las experiencias pequeñas, como en las grandes, en la cena cotidiana con los hijos, su mirada afectuosa y experta se fija en pequeños detalles que en realidad contituyen la trama de la melodía: el arco iris de los afectos”.
– “Vincente Van Gogh – Cartas a Théo”. “Veo que te interesas por el arte y esto es una buena cosa, viejo. Me alegra que te guste Millet, Jacques, Schreyer, Lambinet, Frans Hals, etc.; porque como dice Mauve, «es algo»”…
– “Cuando era chico”, de Hugo Mitoire. “Yo siempre quise ser un héroe. No digo como San Martín o Belgrano, pero si aunque sea algo más sencillo, como por ejemplo tirarme sobre algún niño pequeño en el momento justo en que está por ser atropellado por un auto, y salvarlo; o llegar justo cuando cinco grandotes están por pegarle a uno chiquito que está solo, y empezar a repartir piñas y dejarle los ojos en compota a los cinco atacantes; o ayudar en la prueba de matemáticas a la compañerita más linda del grado, que no sabe ni sumar y que con nuestra ayuda se saca un diez. Pero no, ninguna de estas cosas me ocurrió cuando era chico, para empezar, donde yo vivía pasaba un auto cada muerte de obispo, así que no podría atropellar a nadie; yo era muy miedoso para pelear y de matemáticas no sabía ni jota“...
Veamos la reseña de cada uno de ellos: