En los últimos 12 meses, por la suba de los precios, en especial de los alimentos y remedios, la canasta básica de los adultos mayores o jubilados y pensionados aumentó un 51,8%: ya vale $ 97.238 al 1 de Abril de 2022, según los cálculos de la Defensoría de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires.
Equivale a 3 jubilaciones mínimas de $ 32.630. Un año atrás, en abril 2021 era $ 64.039 y en octubre 2021 fue $ 70.505. Así, en los últimos 6 meses el encarecimiento de la canasta fue del 27,78%. La Defensoría presenta la evolución de esa canasta dos veces por año.
Los rubros que componen esta canasta “digna” del adulto mayor son alimentos, productos de higiene y limpieza, medicación e insumos de farmacia, impuestos y servicios, transporte, vestimenta, gastos de vivienda y recreación.
Alimentos, medicamentos y vivienda representan más del 60% del valor de la canasta. Además, incluye vestimenta y recreación.
La composición de la canasta digna del jubilado es la siguiente:
- Alimentos $ 19.420
- Limpieza $ 7.941
- Vivienda $ 27.320
- Servicios $ 7.350
- Medicamentos e insumos de farmacia $ 20.187
- Vestimenta $ 6.000
- Transporte $ 5.500
- Recreación $ 3.520
“Los nuevos datos de la Canasta Básica de los Jubilados ratifican la situación de precariedad y miseria en la que se hunde cada vez más el sector. Una canasta básica de $ 97.238 en un contexto en el que cuatro millones y medio de jubilados cobran una mínima de $ 32.630 y en el que haber promedio es $ 48.000 y $ 45.000. Mientras que la Pensión Universal para Adultos Mayores (PUAM) es de $ 26.104”, según Eugenio Semino, Defensor del Pueblo de la Tercera Edad.
Semino agregó que “el intento de mitigar el problema mediante el anuncio de bonos que son como monedas arrojadas a un pueblo hambriento no solamente son inútiles sino también contraproducentes. Son parches que resaltan el agujero que quieren ocultar. En un contexto en el que hacen falta casi tres jubilaciones mínimas para cubrir una canasta básica, el anuncio de un bono de $6.000 es insultante”.
Semino plantea que “la política de bonos compensatorios se tiene que terminar. Las jubilaciones tienen que recomponerse efectivamente, con aumentos incorporados en el haber, aplicados de manera proporcional a toda la escala. No hay otra salida”
*Por Ismael Bermúdez