[dropcap]E[/dropcap]ste 29 de junio de 2016 se cumplen 116 años del nacimiento del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, originario de una familia aristócrata de la ciudad de Lyon.
Saint-Exupéry emprendió su último vuelo el 31 de julio de 1944, en una misión de reconocimiento, durante la Segunda Guerra Mundial. Al momento de su muerte, el francés ya había publicado cinco novelas y una de carácter infantil que marcaría el imaginario de varias generaciones: El Principito (Le Petit Prince, en francés).
El interés de Saint-Exupéry por la aeronáutica remonta a la infancia y lo llevó a convertirse un exitoso piloto militar y comercial, y un pionero de la aviación moderna. Sus hazañas y aventuras como aviador le inspiraron varias de sus obras literarias.
Su espíritu aventurero lo llevó a dejar su huella por el mundo y recorrer las más amplias latitudes -como escritor, periodista o aviador- desde Moscú hasta la Argentina, donde además de trabajar para la aviación, escribió su primera novela y conoció a la que sería el amor de su vida.
El aviador (L’aviateur) en 1926, Correo del Sur (Courrier du Sud) en 1928, Vuelo nocturno (Vol de Nuit) en 1931, Tierra de hombres (Terre des Hommes) en 1939 y Piloto de guerra (Pilote de Guerre) en 1942, son las novelas que publicó Antoine de Saint-Exupéry en vida.
Después de su muerte, se hallaron y publicaron otras obras.
Saint-Exupéry escribió “El Principito” durante la temporada que pasó en Estados Unidos, tras la Batalla de Francia en 1940. La obra en la que el autor habla de la condición humana -la amistad, el amor y la soledad- fue publicada por primera vez en 1943 y se vendió desde entonces en más de 140 millones ejemplares en todo el mundo.
En homenaje al escritor fallecido, se recuerdan a continuación algunas de las mejores frases de la novela corta y obra más famosa del escritor.
“He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.
“No se debe nunca escuchar a las flores. Solo se las debe contemplar y oler. La mía perfumaba mi planeta, pero yo no era capaz de alegrarme de ello”.
“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”.
“No era más que un zorro, semejante a 100.000 otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único”.
“Por la noche mirarás las estrellas; mi estrella será para ti una cualquiera de ellas. Todas ellas serán tus amigas”.
“Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, empezaré a ser feliz desde las tres”.
“Por supuesto que te haré daño. Por supuesto que me harás daño. Pero esta es la condición misma de la existencia”.
“Uno se expone a llorar un poco, si se ha dejado domesticar”.
“Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos”.
“Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió”.