Familiares y amigos, con una torta dulce como le gusta, organizaron el festejo por el centenario de la radiante cumpleañera Carlina Álvarez, quien en diálogo con Vivir Plenamente recordó su infancia, los viajes en el vapor “Anita”, y su vida junto a su adorado esposo en la Isla Cerrito, Chaco.
Hermosa y llena de vida, Carlina rememoró sus primeros años evocando un divertido recuerdo: “Me acuerdo de que lo que yo llevaba para merendar me comía todo Orillo, el hijo de la imprenta de allí”, contó entre risas.
En una serena charla con este medio, comentó que tenía una huerta con plantaciones de choclo, vegetal que utilizaba para preparar el locro, chipa o pan: “Pisábamos en un mortero que era de madera, íbamos triturando el maíz ya sea para hacer mbaipú o masamorra, ya que todavía no había donde comprar”.
También evocó sus viajes en balsa: “Viajábamos en un vapor que se llamaba ´Anita´. Era nuestra balsa de pasajeros para ir de Corrientes a la Isla del Cerrito, Chaco, y viceversa. Otras personas iban al Paraguay. Una vez fui ahí a comprar tela para el traje de novia de ella (por su hija)”, contó.
Carlina también destacó su vida en la Isla junto a su esposo, quien llegó a ser Intendente del lugar. “Era una vida tranquila, buena, regalada, nada faltaba porque tenía despensa donde guardaba arroz, fideo, harina de trigo, de maíz, leche. Era un establecimiento importante”, acotó.
Afortunadamente, Carlina Álvarez disfruta plenamente de su vida, de sus historias, y de todo lo que supo construir y amar a lo largo de sus 103 primaveras en este mundo. Agradecida con la vida, espera seguir disfrutando de su dichosa felicidad rodeada de todos sus seres queridos.