Los otros días me encontré con una mujer que entre chistes y verdades me decía: che vos que te gustan los viejos te mando a mi suegra y a mi madre, una es más caprichosa que la otra. Seguidamente vino la catarata de quejas y relatos de lo que es su diario vivir con los ellas, pero al mismo tiempo me agradeció que nos dedicáramos a difundir los derechos de las personas mayores y mantenerlos informados a través de nuestro sitio web y las redes sociales.
Me fui pensando en dos cosas: por un lado, que brindar apoyo a una persona mayor que la necesita, no es sinónimo de imposición de forma de vida, y por el otro, lo difícil que es reconocer que a veces con la edad, vienen limitaciones y debemos pedir ayuda.
Muchas veces en nuestra condición de hijos o familia consideramos que las personas mayores deberían hacer tal o cual cosa, para mejorar sus condiciones de vida, o que tal vez, podrían ir a vivir con alguna persona para estar mejores cuidados, pero nos olvidamos que debemos respetar su autonomía e independencia. Es fundamental escuchar sus deseos, el qué quieren para su vida, cómo quieren gestionarla, cuál es su voluntad final, en el más amplio sentido de la palabra.
En el disfrutar y proyectar, no está sólo en la predisposición de la persona mayor, sino también en el apoyo de su red de contención, de sus familiares, amigos, los centros de jubilados, clubes que los nuclean y en una sociedad que no te haga sentir rechazada por ser viejo.
El transitar la vejez como cualquier otra etapa de la vida, tiene sus transformaciones para lo cual nos debemos prepararnos física, mental y emocionalmente, tenernos paciencia y aceptar que quizás hay cosas que ya no las podamos hacer como las hacíamos antes. Esta situación puede generar enojo y frustración, pero es comprensible, pero no debemos quedarnos anclados en las limitaciones sino es todo el capital que hemos sabido acumular a lo largo de la vida. Hay cientos de cosas que podemos realizar, experiencias de vida que nos sirven para apoyarnos y proyectar lo que nos resta de disfrutar.
Apropósito de espacios de encuentro y apoyo entre pares, aprovecho para mandarles un beso virtual enorme a las y los amigos del Centro de Jubilados Playa Miramar, que el pasado jueves realizaron el “Te de la Amistad”. Después de mucho tiempo vuelven a juntarse una vez a la semana con quienes quieran ir a disfrutar y pasar un lindo momento.
Volviendo al tema inicial, acompañar no es imponer lo que yo creo que es mejor para mi madre o persona mayores que asisto, y por el otro lado, en mi condición de persona mayor, aceptar y/o pedir ayuda no es sinónimo de debilidad o inutilidad, es conocer los limites, aceptarlos y saber que la vida vale la pena ser vivida y que existen miles de formas de disfrutarlas y vivir plenamente.
Bienvenidos!