Audencia Zacarías estuvo 40 años casada, 35 de los cuales debió cuidar de su esposo quien estaba muy enfermo. No solo se dedicó a asistirlo, sino que trabajó y crio a sus hijos. Tras fallecer su compañero de vida, entró en un estado de tristeza del que Ramona Insaurralde cumplió un rol fundamental para sacarla de allí. Fue por medio de ella que conoció el Club San José de Adultos Mayores.
“Gracias a esta señora que está al lado mío, salí del pozo más feo, y ahora estoy muy alegre. Ella me invita a ir a Itatí, a todas partes. Antes iba a rastras, y ahora hasta camino”, relató la mujer en diálogo con Vivir Plenamente.
Audencia se unió al Club San José hace un año y medio, “desde el primer momento me gustó, para hacer algo, pero soy una mujer muy alborotado y quiero aprender todo rápidamente”, describió sobre su experiencia en el grupo.
Además, contó que hizo amigas, se unió a las clases de gimnasia, y ahora hasta sale a caminar en la plaza más cercana de su hogar.
“Estoy muy agradecida. Le agradezco a ella (por Ramona) a la familia, y al club”, expresó.
El Club como un espacio de contención
Ramona Insaurralde es referente del Club San José de Adultos Mayores, ubicado en Darragueira 1580. Lleva cinco años ejerciendo dicho rol, y desde entonces, ha integrado a diferentes personas que han pasado por una situación similar a la Audencia.
“El club está para eso, para sacar a las personas adelante, más cuando las personas mayores están muy solas y deprimidas. Es lindo traerle al club para que se integren, para que hagan actividades, estén contentos y tengan amistades”, subrayó orgullosa.
Ramona comentó que cuando toma conocimiento de personas mayores que la necesitan, acude de inmediato. “Ya rescaté a cuatro personas que estaban solas, viudas, y que ahora tienen otro estilo de vida, están más contentas, integradas, se sienten acompañadas. Somos como una familia”, describió.
“Estoy continuamente viendo las necesidades de ellos, o si se encuentran solas y no me contestan las llamadas, voy hasta sus casas a ver que les pasa, y así estamos siempre”, contó sobre el trabajo que lleva adelante.
Si bien el club estuvo cerrado por vacaciones, desde marzo arrancan con actividades físicas como manuales, los días lunes, miércoles y viernes, de 17 a 18.
“Somos entre 25 a 30 personas, aunque siempre nos reunimos de 15 a 20, nunca estamos todos, pero cuando hacemos algunas actividades si vienen. Ahora se están incorporando nuevas personas que van conociendo el lugar”, expresó.
Los adultos mayores tienen derecho a vivir una vida plena y a ser parte activa de la sociedad. Son espacios como los clubes donde uno puede encontrar nuevas formas de experimentar la vida, estrechar lazos y encontrar nuevas redes de apoyo y contención. Es por eso que este club forja uno de los lugares más seguros para personas como Audencia, quien no dudó en expresar el cambio que representó en su vida unirse a esta actividad.