Estar alegres no significa que todo esté bien, todo resuelto o todo perfecto, sino que algo tiene sentido.
Es sonreír a la vida, a pesar de. Estar presente y en paz, porque se confía en Dios, en la Vida, en una Sabiduría superior. Que todo lo que sucede siempre es para un bien mayor, aceptando realidades fácticas.
Nuestra naturaleza humana tiene la necesidad de encontrar y realizar actividades que nos generen alegría y nos hagan sentir bien.
Todos, algunos más, otros menos a lo largo de la vida, vivimos situaciones que nos producen alegría; donde experimentamos sentimientos asociados al bienestar, pero no de la misma manera ni por los mismos motivos.
¿Qué es la alegría como valor humano?
La palabra alegría viene del latín ALECRIS, cuya traducción es “vivo animado”, y ánima por su parte significa “lo que da vida”.
La fuente de la alegría es el amor.
La alegría es:
Un valor que nos permite vivir en armonía y equilibrio con los demás.
Es una disposición interior de dar un “SI a la vida”.
Es una posición y actitud voluntaria para captar lo valioso, rescatar el aspecto positivo, lo más favorable, encontrando las oportunidades, los aprendizajes de realización y desarrollo frente a las circunstancias.
Es un sentir con propósitos y hallar motivos que nos elevan y que satisfacen necesidades que nos permite trascendernos, auto realizarnos livianamente.
Es una emoción básica que posee una función adaptativa, nos invita a explorar, curiosear el entorno y conectar con el lado luminoso de la vida; pero también se puede considerar un estado anímico si es sostenida en el tiempo.
Es una emoción grata que nos hace ver la vida con optimismo, favorece el equilibrio entre mente y cuerpo; descomprime tensiones y estrés, brinda alivio, disfrute, eleva nuestro sistema inmune.
Es una emoción en movimiento muy contagiosa que impulsa a emprender, expandir, iniciar y además es fuente de rejuvenecimiento.
Es una actitud que nos inspira y nos aleja de sentimientos negativos.
Es una inyección energías de júbilo, gozo y satisfacción.
Cuando experimentamos momentos de alegría sentimos plenitud; satisfacción, se agranda nuestra esperanza y nuestros pensamientos tienden a ser positivos.
La alegría invita a compartir, convoca a la cercanía, al encuentro; a la proximidad, favorece el crear y alimentar lazos con otros, porque la alegría hace bien.
Como pasa con muchas otras emociones, la alegría es una emoción que podemos aprender a gestionarla.
Para eso es importante identificar la manera de valoración que hacemos sobre los hechos, los acontecimientos, donde es que colocamos el foco de atención, O sea: ¿Que miramos cuando vemos?
La alegría está relacionada con “el darse cuenta”, “tomar consciencia” de las pequeñas cosas, surge desde dentro y tiene que ver con nuestros pensamientos.
Los Investigadores Friesen y Ekman, distinguen tres tipos de alegrías:
1-La auténtica, surge genuina y espontáneamente.
2-La falsa, cuando están en incoherencia la manifestaciones o expresiones de alegría y el sentimiento propiamente dicho.
3-La cínica, cuando se manipulan las expresiones de alegría, forzándolas para tapar otras emociones como la tristeza, miedo, enojo, o sentimientos de envidia.
La alegría y confianza van de la mano.
No te dejes vencer por el abatimiento y desanimo. Te invito a que confíes en la vida, en tus recursos, posibilidades y capacidades,
Cree que puedes salir adelante frente a los avatares de la vida.
Tu estima personal se fortalecerá a medida que crezca tu confianza y sentirás que puedes integrar a tu vida los desacuerdos y el impacto de los obstáculos.
Y, tu confianza a su vez incrementará cuando percibas que “puedes” recuperar la armonía y estabilidad y superar dificultades y discrepancias que te tocaron vivir.
La adversidad y oposición harán que tu confianza crezca, ellas son tus aliadas para que te conviertas en una persona más grande, fuerte, humilde, agradecida y humana.
La alegría conduce a la aceptación y a la paz cuando descubres el sentido de tu vida.
Vive alegre, a pesar de….
Te mando un beso inmenso @Tona Galvaliz