[dropcap]A[/dropcap] sala llena, el premio Nobel de la Paz, doctor Adolfo Pérez Esquivel, disertó este jueves 27 de octubre en el marco del cierre de la Cátedra Libre de Derechos Humanos y Participación Ciudadana de la UNNE. En esta ocasión, brindó una conferencia sobre “Construcción de Paz y Derecho de los Pueblos en Nuevos Contextos”.
El decano de la Facultad de Humanidades, profesor Aldo Lineras, remarcó la importancia de la presencia del defensor de los Derechos Humanos, quien firmó con esta Unidad Académica y SERPAJ, un convenio de cooperación. El acuerdo consiste en que la carrera de Archivología de la Facultad de Humanidades trabaje junto al Centro de Documentación del SERJAP.
La actividad se enmarcó en la Cátedra Libre de Derechos Humanos y Participación Ciudadana de la UNNE, en coordinación con el Centro de Estudios Sociales (CES-UNNE) y el auspicio de Codiunne, la Facultad de Humanidades (UNNE) y La Universidad Nacional del Nordeste. Una nutrida y diversa presencia de participantes colmó el salón de actos de la Facultad de Humanidades: estudiantes de distintas facultades, investigadores, referentes sociales y de comunidades originarias, organizaciones de Derechos Humanos de Chaco y Corrientes, funcionarios, entre otros.
Durante la presentación de Pérez Esquivel, el coordinador de la Cátedra Libre de Derechos Humanos, Norberto Liwski explicó que durante el cursado de la cátedra “sus palabras nos han permitido reflexionar en Derechos Humanos no sólo en el término nacional sino también en términos regionales y será, una vez más, inspiradora de lo que hay que continuar haciendo”.
El Premio Nobel de la Paz comenzó su disertación realizando un pequeño ejercicio que propuso al público de saludarse con quienes están sentados al lado y que generó muy buena predisposición en los presentes. Explicó que para iniciar el eje central de la conferencia el sencillo ejercicio permitirá dar cuenta sobre la importancia de la construcción desde diversidad e identidades para una cultura de la paz. “Quienes tienen al lado, que tienen su identidad, que son personas distintas, con vivencias distintas, pero a la vez todos y todas con igualdad de derechos. Hay diferencias conceptuales, de género, políticas ya que la gran riqueza de los pueblos no es la uniformidad sino la diversidad, como la madre tierra. Si perdemos esa identidad, esa pertinencia no sabremos de donde somos”, señaló.
Para la construcción de una sociedad desde la cultura de la paz es necesario pensar “la palabra, hacer caminar la palabra que es energía” ya que a través de ella “podemos amar profundamente y con una palabra podemos destruir de manera fatal como un arma si no pensamos en el otro que tenemos al lado en la gran diversidad y en la igualdad de sus derechos”, comentó.
“Hoy hay una cultura de la violencia a escala mundial y tenemos que desarmar la conciencia armada del monocultivo de las mentes y para eso tenemos que trabajar en la educación, en la cultura de paz, en el entendimiento entre los pueblos, en la cultura del diálogo y de la solidaridad. Con esto podemos no solo cambiar la sociedad, tenemos que cambiar nosotros, si no la transitamos en la familia, en la universidad, en nuestro medio y somos intolerantes, va haber violencia verbal, física, conceptual. La paz no se regala, se construye desde nuevos paradigmas”, detalló Pérez Esquivel.
En este sentido, explicó que el respeto a las leyes es fundamental pero a la vez hay leyes que no son justas. Por ello “los cambios se producen por indignación, si no hay rebeldía no se puede cambiar; se debe re-pensar desde una rebeldía que construya, no que destruya”.
Con respecto a los Derechos de los Pueblos hizo eje en la importancia del entendimiento de los Pueblos desde una sociedad para la Paz y no para la violencia, la Soberanía desde la autodeterminación y al medio ambiente, para el desarrollo y no la explotación ya que “hay un proceso de recolonización de nuestros pueblos y esto es grave”.
“América latina en este momento está retrocediendo en muchas conquistas que se lograron en muchos años de trabajo, el derrocamiento de Zelaya en Honduras, Fernando Lugo en Paraguay, en Honduras matan a Berta Cáceres que estaba en la lucha por el medio ambiente, el golpe de Estado a Dilma Rousseff en Brasil y el próximo golpe de estado será Venezuela”, dijo.
Cabe recordar, que desde el año 2016, la Cátedra Libre de DDHH y Participación Ciudadana pasó a formar parte de la estructura del Centro de Estudios Sociales (CES-UNNE), centro de investigación que tiene como una de sus líneas prioritarias lo referente a participación ciudadana en la región. El Consejo Académico de la misma está conformado por: el Prof. Adolfo Pérez Esquivel; el Dr. Ramón Leguizamón; Dr. Víctor Alonso; Dr. Jorge Auat; Dr. Héctor Zimerman y el Dr. Daniel Domínguez Henain.
En noviembre de 2015, el doctor Pérez Esquivel recibió de manos de la rectora de la UNNE, profesora María Delfina Veiravé, el título de “Profesor Honorario” de la institución, reconociendo de esta manera su trayectoria como humanista y por la concienciación y construcción de los derechos humanos en América Latina.
La entrega de tan importante reconocimiento de la UNNE, se realizó en oportunidad en que brindó una conferencia magistral sobre la “Participación Ciudadana en la construcción de la Cultura de la Paz”. La actividad se desarrolló en el Salón “B” de la Facultad de Medicina, en el marco de la Tercera Edición de la Cátedra Libre de “Derechos Humanos y Participación Ciudadana”.
Trayectoria de Pérez Esquivel
Adolfo Pérez Esquivel es Licenciado en Bellas Artes y Doctor en Arquitectura y Urbanismo, fue profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata y profesor titular de Escultura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, hasta que la dictadura cívico-militar argentina lo dejó cesante en 1976, tras casi 25 años de docencia. Profundamente cristiano y combativo, había abandonado años antes su vocación artística para dedicarse a la causa de la paz en Hispanoamérica, sufriendo persecuciones por sus ideas pacifistas y por trabajar, desde los sesenta, en movimientos cristianos en favor de los pobres.
En 1974 fue uno de los fundadores del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), organismo de inspiración cristiana del que crearía numerosas sedes por toda Hispanoamérica. Ese mismo año recibió el Premio Memorial de Paz Juan XXIII, otorgado por la Pax Cristi Internacional. En 1975 participó en la creación de la asamblea permanente por los Derechos Humanos de la ONU. Durante 1975 y 1976 fue varias veces detenido y expulsado de países iberoamericanos como Ecuador y Brasil mientras viajaba con otros obispos y dirigentes del Movimiento Internacional de la Reconciliación. A partir de 1976 se dedicó a viajar por el mundo y a diseñar programas de ayuda y desarrollo para comunidades indígenas latinoamericanas, movimientos obreros y otros sectores vulnerables.
El 4 de abril de 1977, mientras hacía gestiones para renovar su pasaporte, fue secuestrado en Buenos Aires por fuerzas de seguridad y encarcelado sin proceso judicial alguno. Desde el 22 de junio de 1978, permaneció bajo libertad vigilada hasta el 18 de septiembre del año siguiente. En octubre de 1980 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz por su actividad a favor de los pobres y de la no violencia, y al poco tiempo fue designado miembro del comité ejecutivo de la Asamblea Permanente de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos.