Cada 14 de marzo, se conmemora el “Día Internacional de la Incontinencia Urinaria”, una condición caracterizada por la pérdida involuntaria de orina, que compromete la calidad de vida de los afectados y puede llevar a menudo al aislamiento social y a la depresión. Es un problema que afecta a alrededor de 400 millones de personas en todo el mundo.
Integrantes de la Residencia Kinesiología Geronto Geriátrica del Hospital Geriátrico de Agudos “Juana Francisca Cabral” de nuestra Ciudad, estuvieron presentes en la plaza Cabral con el objetivo de concientizar sobre el síndrome.
Además, las docentes- instructoras de la carrera de Kinesiología y Fisiatría Lic Zambrano y Lic. Rocío Codutti salieron a la comunidad a visibilizar la incontinencia urinaria e invitan a la #ComunidadVivirPlenamente a completar la siguiente encuesta de manera voluntaria y anónima…¿te sumas?
https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSfwkj8rbo0C5bR7-V1IhGjuKqdYpR7KO3h2cMGJcpWm81lIPw/viewform
“Si bien esta perdida involuntaria de orina está relacionada con la genética, género, edad, enfermedades neurodegerativas como el alzhéimer, la realidad es que genera: aislamiento social, depresión y ansiedad, perdida del autoestima, declive físico, funcional y emocional e incremento del riesgo de caídas y fracturas“, expresaron desde la Residencia Kinesiología Geronto Geriátrica.
Según señala María Belén Maza. Médica uróloga especialista en disfunciones miccionale, en Ámbito Financiero, la percepción sobre este trastorno varía según su nivel de conocimiento y experiencia personal.
5. Genera vergüenza: quienes la padecen pueden sentirse avergonzados de hablar sobre el tema o de buscar ayuda médica. La percepción general es que la incontinencia urinaria implica una pérdida total de control sobre la vejiga, lo que puede llevar a la idea errónea de que es un problema irreversible.
Es importante destacar que la incontinencia urinaria es un problema médico tratable. Lo primero que hay que hacer es reconocer la causa, averiguar antecedentes médicos y quirúrgicos, y realizar un detallado examen físico para luego elegir la mejor opción de tratamiento, que van desde cambios en el estilo de vida, kinesiología, medicamentos, cirugías que reposicionan órganos o tejidos pélvicos, entre otros. La elección del procedimiento debe ser consensuada con el paciente, explicarle riesgos y beneficios de cada una de las terapias.
En síntesis, vivir con incontinencia de orina no debería naturalizarse dado que tiene solución.
Por María Belén Maza. Médica uróloga especialista en disfunciones miccionales. Centro Argentino de Urología. MN 146.060.