En su mensaje de las Pascuas, Monseñor Andrés Stanovnik, Arzobispo de Corrientes, manifestó que “por un lado, Jesús murió, de eso estamos seguros por los datos que tiene la Iglesia y de fuentes extra eclesiales”. Agregó que “hay testigos, que son muchos, que también lo vieron resucitado, comieron con él, entonces también el mensaje es que nos dio la esperanza de que la vida no se agota con la muerte”.
Expuso que “Pascua es alegría, paz y esperanza, unida a la Pascua Judía, porque no se entiende una sin la otra”, agregando que “al creyente lo invita a tener esperanza en cualquier circunstancia en la que se encuentre”. “Dios tiene esperanza en nosotros, nos ayuda a dar ese paso en la vida”, dijo y añadió que “la plenitud es total, la que anhela el ser humano, mientras lo que conspira contra esto es la superficialidad”.
Aludió a “lo material, que trae mayores o menores satisfacciones, que confunde y hace creer que la felicidad esta en acumular bienes, pero es una sensación de placer falsa, que lleva a la adicción”. En este marco, dijo que “Jesús resucitado nos ayuda a levantar la mirada y la invitación es bajar de la superficie en la que nos entretiene la sociedad de consumo”.
Rol de las personas mayores
Por otro lado, se expresó en relación al papel de las personas mayores en la Iglesia, indicando que “no sólo en la Iglesia, sino en la vida de la sociedad es el de ser depositarios de la sabiduría, ser la que tiene experiencia, la que sabe, pero no por los libros, sino porque hizo una trayectoria”. Añadió que “es la misma que hacen los jóvenes, con circunstancias distintas, pero en el fondo es el mismo ser humano, que reacciona a las novedades”.
Dijo que los adultos mayores “son la memoria viva y hay que tomar una serie de acciones para tratar de prestarles servicios desde la sociedad, porque la familia ya no los contiene”. Apuntó que “si pierde la raíz, que es el anciano, es muy difícil que sepan de donde vienen”. Recalcó que los abuelos “nos dan los valores, con el plus del amor, de manera desinteresada, en cambio desde la sociedad dan algún conocimiento que no está en función del verdadero bienestar de la persona, fundamentalmente el consumo”.
“No perdamos la memoria que nos da las fuentes para poder vivir plenamente”, concluyó.