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21 noviembre, 2024
VIVIR PLENAMENTE
Entrevistas

Cada tarde, María Luisa amasa sus sueños en Riachuelo| Por Mirian Blanchard

A unos pocos metros del ingreso a la localidad de Riachuelo y de su edificio Municipal, al caer la tarde un olorcito a carbón y harina de trigo cocinándose, te invita  a detener tu andar; bien en la esquina allí  donde nace la calle 20 Julio del 0 al 100, se encuentran María Luisa y Ernesto, una pareja que se dedica a seis años a elaboración de tortas fritas y asadas.

Ernesto es el compañero de María Luisa, el hombre que apoya la tarea de esta habilidosa mujer, que cada día amasa un promedio de ocho kilos de harina para hacer sus deliciosas tortas fritas y asadas que son un clásico de las tardecitas de Riachuelo, entre las 5 y las 7.30 de la tarde. los transeúntes al pasar (mientras se están instalando) le gritan: te encargo tres para la vuelta…

Sobre un humilde carrito soportado por dos ruedas de bicicleta, se monta la parrilla y la ollita para freír, todo está organizado. Ernesto se encarga de preparar el fuego y de poner la grasa en la olla; a ambos costados se disponen dos recipientes tapados que contienen los bollitos de masa, uno grande para las que serán asadas y otro más pequeño para las fritas, ya que la mezcla tiene diferente contenido de grasa, según nos explicaron. Casi en la esquina bien visible, abrigada con un gorrito y riguroso delantal esta María Luisa, armada con su palote y una mesita con mantel de hule, y así se dispone a estirar y dar forma a lo que no sólo es su medio de vida sino su pasión!!

Ante el insistente pedido de los clientes, Ernesto, apura el fuego para que se caliente la grasa y abanica el carbón con energía para que se encienda más rápido, todo ya está casi listo…

María Luisa pregunta: ¿y ya puedo poner?  Ernesto pasa su mano sobre las brasas y le responde: sí dale, a la grasa le falta un poco…

Y ahí empieza la tarea de María Luisa: coloca amorosamente las tortas sobre la parrilla, las que son esperadas ansiosamente por los futuros comensales que van rodeando el lugar y miran como la cocinera da vuelta una y otra vez la deliciosa merienda.

Mientras hace su tarea, casi mecánicamente, María Luisa, nos va contando su historia. Relata que tras una operación de tumor cerebral, el médico le aconsejo que dejara de trabajar, pero es un lujo de no se podía dar al ser madre de  varios hijos, (que por ese entonces estaban en la  escuela Secundaria) hubo entonces que pensar en una alternativa laboral y es así que nació esta digna tarea que le permitió mantener a sus hijos, educarlos, enviarlos a la escuela. Ahora ellos ya crecieron, pero el trabajo continúa… Siempre hubo y habrá épocas difíciles, pero no existe nada que no se pueda lograr trabajando.

María Luisa y Ernesto, son una pareja de correntinos que supieron encontrar una salida para hacerle frente a la adversidad…

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