Un nuevo mega estudio derrumba la creencia de la influencia genética.
No es la genética sino el estilo de vida lo que nos hará vivir más tiempo. Ya no podremos escudarnos en la “herencia genética” para explicar por qué algunas personas viven más que otras, como se creía extensamente.
Porque hasta ahora, se pensaba que “la diferencia entre los que viven mucho y los que viven poco dependía de la genética entre un 15% y un 30%“, le explica a El País de España Miguel Pita, profesor de Genética del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y autor del libro El ADN dictador (2017). Sin embargo, un nuevo mega estudio publicado en la revista Genetics tira por tierra esta idea.
La investigación, titulada Las estimaciones de la heredabilidad de la longevidad humana están sustancialmente infladas debido al emparejamiento selectivo, ha sido llevada a cabo por un grupo de investigadores asentados en California (EE UU), que han comparado 54 millones de árboles genealógicos de Ancestry, una base de datos que une a personas de todo el mundo con sus ancestros. Según sus resultados, los genes influyen, pero mucho menos de lo que se pensaba. Apenas un 7%.