Sobre las colinas de la región vitivinícola de Borgoña, en Francia, se encuentra el Chateau de Savigny-les-Beaune. En ese lugar tan maravillosamente natural es difícil imaginar que uno puede encontrarse un avión de combate. Sin embargo, allí hay una colección de 110 de estas aeronaves que ya se encuentra en el libroGuiness de los récords por ser la más grande del mundo.
El dueño de esta inmensa colección es un francés de 87 años llamado Michel Pont, que heredó ese castillo en la década del ’80 y lo llenó de sus preciadas posesiones.
Para financiar todas estas colecciones de lujo, el hombre de 87 años abrió las puertas de su castillo a los curiosos y, en promedio, lo visitan 40 mil personas por año.
Pont le dijo al libro Guinness: “Coleccionar aviones de combate es muy diferente de coleccionar postales o sellos. Soy expiloto de la fuerza aérea, así que tuve la oportunidad de conocer a los colegas y ver los aviones que tenían. Así es como atrapé el vicio y empecé a comprar aviones en Francia”.
Según contó, él disfruta guardarlos si bien “son objetos que ya nadie más quiere”. “Si no hubiera estado lo suficientemente loco como para comprar estos aviones, todos habrían sido cortados en pedazos y convertidos en barras de aluminio”.
“Mis colecciones me hacen feliz -señaló-, pero me alegra que otras personas que les apasionan puedan disfrutarlas. Es reconfortante saber que no he perdido el tiempo”.
Pont recorrió Europa y África en la búsqueda de nuevos aviones para su colección. Cuando encontraba una nave en un lugar lejano de su castillo, contrataba a un equipo de mecánicos que desmantelaban la máquina y luego trasladaban las partes a Borgoña, donde volvían a armarlo.
El hombre informó que el castillo y los alrededores de su propiedad tienen unas 12 hectáreas. Según consigna el medio británico Daily Mail, eran principalmente “páramos y zarzas”, pero él plantó viñedos y preparó dos hectáreas para los aviones.
El impresionante castillo fue construido en 1340 para el duque de Borgoña. Luego, fue demolido durante el siglo XV y reconstruido y restaurado en el siglo XVII.
Posiblemente, el Duque de Borgoña nunca hubiera imaginado que sus colinas albergarían una colección de aeronaves que llegó a batir un récord Guiness.