El cambio en la demografía trae el reto en el financiamiento de las pensiones y una oportunidad para generar empleo en la economía.
La población de América Latina se está envejeciendo. Proyecciones del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade) señalan que en el 2050 habrá cerca de 141 millones de jóvenes en la región y más de 151 millones de adultos mayores de 65 años, por lo que, por primera vez en la historia, la proporción de población envejecida será superior a la que se encuentra en etapa productiva.
“El mercado laboral sufrirá modificaciones y las naciones se enfrentarán a una enorme presión financiera sobre los sistemas de seguridad social, dado que habrá un cambio en la tasa de dependencia, porque quienes financian los sistemas contributivos, los jóvenes, serán menos”, indicó José Manuel Salazar, director regional de la OIT, durante el encuentro latinoamericano de la entidad, que se realiza en Ciudad de Panamá.
Según Salazar, este diagnóstico que ha sido discutido en diversos escenarios, incluso en Colombia, ha hecho que se replanteen los modelos de cobertura, regresando, en algunos casos, del ahorro individual bajo el modelo privado, al de ahorro colectivo, buscando mayor cobertura.
En su opinión, la estrategia de aseguramiento para el total de población debería estar encaminado hacia un sistema mixto.
“Lo que pasa en el caso de Colombia es que existen los dos modelos de manera paralela y son excluyentes, pero cuando hablamos de un sistema mixto lo que se busca es que haya una base de sistema fundamentado en la solidaridad y que luego se complemente con un sistema basado en el ahorro individual, como en el caso de Uruguay, en el que todo el mundo está en el sistema solidario y los trabajadores de más ingresos participan también del ahorro privado”, indicó Salazar.
Las estadísticas de la OIT revelan que solo el 45% de los trabajadores en América Latina cotiza a seguridad social, por lo que el déficit pensional se puede tratar por medio de la formalización y de la inclusión de otros segmentos poblacionales que han sido relegados del mercado laboral, como por ejemplo las personas con discapacidad y, sobre todo, de las mujeres, quienes históricamente han tenido una menor participación en el mercado laboral.