“Siempre me interesó la tecnología”, dice Luciano Vassallo. Responde por Messenger o mail. Homebanking y ANSeS, al tope de las consultas.
Todos los días -respetando el aislamiento social obligatorio por la epidemia de coronavirus-, Luciano Vassallo se levanta, se prepara el desayuno, enciende su notebook negra y allí lee los diarios.
Después se ocupa de hacer trámites, aprender alguna utilidad nueva y, últimamente, responde consultas.
Luciano tiene 70 años y hace 30 que usa Internet. “Del derecho y del revés”, dice. Todo un adelantado y aficionado a las nuevas tecnologías, se convirtió en un “asistente generacional”.
Sabe que para muchos de su edad no es fácil lidiar con portales bancarios, pagos digitales con tarjeta de crédito y otras yerbas. Y enseña a hacerlo, a través del Messenger de Facebook, por supuesto.
“Es lo más sencillo del mundo. Hay que animarse, no tener miedo”, dice el vecino de Lanús, hincha fanático del Granate. Recuerda que desde siempre tuvo curiosidad de internet y la practicidad que ofrece.
“Yo trabajaba en la Obra Social de los Empleados de Comercio. Me acuerdo de la época en que recién comenzaban el uso de tarjetas de débito y la bancarización. Les taladraba la cabeza a todos para que aprendieran porque era completamente innecesario cobrar y andar con todo el sueldo en el bolsillo”, relata. Y se lamenta porque “hoy, 30 años despues, la gente sigue haciendo lo mismo”.
Hace dos semanas, como si hubiera previsto lo que iba a pasar cuando reabrieron los bancos, Vassallo escribió una publicación en su perfil de Facebook en donde pedía “basta de jubilados haciendo colas “.
Y proponía una “cruzada solidaria”: que los más jóvenes de cada familia se tomaran el tiempo de enseñarles a sus mayores un poco sobre la tecnología, Internet y sus herramientas. ¿Funcionó? Posiblemente. Claro que las consultas empezaron a llegarle también a él.
“No existe abuelo, abuela, persona mayor, incapaz. No niego que haya miedo o resistencia porque hay muchos mitos de hackeos y por la sensación de no estar a la altura, de no entender. Por eso, el primer paso con la gente grande frente a una computadora es tranquilizarlos” cuenta.
Luciano se ríe cuando compara. Dice que hay adultos que “saben hacer una instalación eléctrica completa, una locura” y no se animan a usar la computadora o ir al cajero automático a hacer una consulta de saldo. “Hay que motivarlos -insiste-. Que pierdan los miedos”.
Los mensajes no dejan de llegarle. Responde a través del Messenger y también en su mail. “Les contesto a todos”, asegura. Cuando tiene tiempo libre, sube y baja las escaleras del edificio donde vive “para hacer un poco de ejercicio”.
Una obviedad: lo vuelven loco las colas en los bancos. “Dicen que la gente mayor hace fila porque quiere, para socializar -reflexiona-. ¿Y qué, si fuera así? Igual hay que evitarlo. Hay muchos espacios y actividades para eso, no la fila en el Provincia”.
“Los abuelos pueden hablar cinco o diez minutos haciendo cola -se extiende- pero cuando el calor es infernal o el frío es muy crudo, es algo que no se debería permitir y más si, con paciencia, se les puede enseñar a usar plataformas virtuales”, opina el lanusense.
Las consultas son variadas. Al tope del ranking están el homebanking -empezando por algo tan básico como consultar el resumen de cuenta-, cómo pedir una tarjeta de débito a través de los portales bancarios, cómo usar la página de ANSeS y últimamente se sumó la de pedir una receta médica por Internet.
Luciano responde todo. Curioso, inquieto y, por lo visto, con una capacidad enorme de aprender, enseñar y tener paciencia.