Son un ejemplo para las otras generaciones y para sus pares. En la UNLaM (Universidad Nacional de La Matanza), más de 50 personas mayores cursan carreras de grado y otras 1.560 participaron de los cursos gratuitos UPAMI el año pasado.
Más de 50 adultos y adultas mayores cursan carreras de grado y otros 1560 participaron, el año pasado, de los cursos del programa UPAMI (Universidad para Adultos Mayores Integrados) en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), demostrando a las otras generaciones y a sus pares que nunca es tarde para comenzar un proyecto educativo y cumplir sueños.
“Es impresionante lo que genera la Universidad porque no solo se acercan los jóvenes para estudiar carreras de grado sino también adultos mayores (tanto) para cursar algunas de las disciplinas o para los cursos gratuitos de UPAMI”, manifiesta a Diario Popular el prosecretario de Extensión Universitaria de la UNLaM, Nicolás Martínez.
Afirma que “las personas mayores son alumnos muy activos, comprometidos, preguntan, no se quedan con dudas”.
Más de 50 personas mayores cursan distintas disciplinas en esa casa de altos estudios.
También en la UNLaM, desde 2010, se dictan cursos gratuitos UPAMI, a través de un convenio con PAMI, para afiliados y afiliadas. Para estos cursos no se requieren estudios previos.
Los cursos de UPAMI son trimestrales, de una clase semanal de dos horas. El primer año se dictaron solo dos, computación y manejo de cajeros automáticos, a los cuales asistieron casi 100 personas. El programa fue creciendo y el año pasado hubo 1560 inscriptos en los distintos cursos. Y este año hay más de 700 inscriptos para el primer trimestre. La edad promedio es de 72, 73 años.
Educación pública
Martínez manifiesta: “La educación pública y no arancelada es importante para todos, los adultos mayores también la pueden aprovechar. No es solo para los jóvenes que terminaron el secundario”.
Raquel Matzner tiene 76 años y le faltan solo cinco materias para obtener el título de abogada. “Calculo que para mediados del año que viene ya tengo el título”, afirma y aclara que “en noviembre de 2015 me recibí de Procuradora, un título intermedio, que no ejerzo, no me matriculé, estoy esperando el premio mayor”.
Matzner cuenta que tuvo que hacer “dos veces” el secundario. A mediados de la década ‘50, cursaba tercer año cuando debió dejar “por cuestiones de familia”. Sin embargo señala que “no quería parar” y siguió estudiando distintos cursos. “Nunca me quedé quieta”, afirma.
Y comenta: “En 2002, mi hijo menor se va a vivir a Canadá y en una reunión familiar me dijo ‘mamá, por qué no terminás lo que te falta’. Mi vaso no estaba lleno todavía. Fue una oportunidad. Pero todos los papeles de mi secundario estaban perdidos. Volví a hacer el secundario a la noche. Lo cursé en el CENS Nº 455, San Justo, y en tres años me gradué con un promedio de 9.80”.
Asimismo destaca que “en una visita a la Universidad me hicieron un test vocacional y salió lo que yo quería: Abogacía. Tenía sesenta y pico de años y no me veía en el círculo universitario pero me dije ‘voy a probar’. Las cosas se presentan por algo. Ya tenía cuenta regresiva, no podía dejar pasar la oportunidad. Me anoté, hice el curso de ingreso y cuando estaba terminando llega una nota de mi director del secundario que había hecho un trámite y, por mejor promedio, no daba el examen de ingreso. En 2006 empecé la carrera”.
Matzner indica que cursa con “estudiantes de distintas edades pero no pasan los 40 años”, y hay “buena relación”.
“Se aprende mucho de la gente joven, es muy práctica -remarca-. Te tratan con cariño. Nunca dije ‘yo soy más grande y sé todo’; al contrario, estoy ahí para aprender como todos los demás”.
De igual forma señala que en la Universidad “me ayudaron mucho cuando murió mi marido, me apoyaron constantemente desde el Departamento de Bienestar Estudiantil y el Departamento de Derecho”.
“Estoy agradecida que me hayan abierto las puertas. La gente no se da cuenta lo que tiene a mano. Yo elegí una carrera, pero también hay cursos para adultos mayores. Uno tiene que buscar. En la vida todo es actitud. Todo lo que pasé, me fortaleció”, asegura.
“Es muy positivo”
Olga García tiene 65 años y aprobó doce materias de Administración.
“Empecé en 2013, más o menos. Hice dos veces el curso de ingreso. Quería saber algo de administración de empresas para ayudar a mis hijos”, comenta.
Asimismo recuerda que cuando terminó el secundario hizo el ingreso a la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) para Farmacia y Bioquímica pero no le gustó, después siguió Kinesiología y luego empezó a trabajar en un negocio que le puso su papá.
“Hice incursiones en TV y teatro como modelo y actriz. Estuve en programas populares como ‘Venga a Bailar’, con Sergio Velasco Ferrero y Adriana Salgueiro, y ‘Badía y Compañía’. Después tuve dos hijos y me dediqué a ellos, y al pasar el tiempo, cuando me jubilé pensé en hacer una carrera para no sufrir el nido vacío”, destaca García.
“Tengo compañeros de 20 años. El trato es bárbaro, son muy colaboradores, me ayudan. Es muy positivo”, asegura.
Por su parte, Juan Quiroz, de 72 años, asiste todos los sábados a la UNLaM para terminar inglés y computación, las únicas dos materias pendientes para obtener la Licenciatura en Ciencia Política. “Siempre me gustó estudiar”, afirma y agrega que “también me gusta enseñar y doy una materia en un sindicato”.