En el último programa de Vivir Plenamente dialogamos con Ruth Heymann, directora de Comunicación de la Fundación Tzedaká, quien nos comentó sobre las actividades que se desarrollan, la población de adultos mayores a la que asisten y su próximo encuentro virtual de Tejido Solidario, a realizar este miércoles 4 a las 15, a través de la plataforma Zoom.
“La palabra Tzedaká en hébreo significa ‘solidaridad’, pero tiene la particularidad de que sus raíces están en la palabra ‘justicia’, porque tiene que ver con la concepción judía de la solidaridad que tiene que ver con la justicia social. Nosotros lo traducimos como que ‘todos los hombres tenemos derecho a vivir con dignidad’, y si es un derecho de todos, también es una obligación de todos, entonces es una cuestión de todos, a través de actos de solidaridad, mejorar el mundo”, explicó Ruth.
A 30 años de la creación de la Fundación, contó que surgió en el seno de la comunidad judía y se extendió a la sociedad a través de programas de asistencia integral, salud, educación y también, es el único en el país que ofrece un programa para sobrevivientes del Holocausto. Entre estos, destaca el Banco Nacional de Distribución Gratuita de Medicamentos que durante el 2020 entregó 170 millones de pesos en medicación.
Explicó que se trabaja con dos modalidades. Uno es de ayuda directa, cuando se cuenta con nombre, apellido y receta luego de una entrevista en la que se verifica que es una persona que tiene dificultades para afrontar el gasto de su tratamiento médico. Y otro es de ayuda institucional, con la condición de que haya un médico que sea responsable de la administración correcta de esos medicamentos, como por ejemplo el hospital San José de Paso de los Libres, la Sala de Primeros Auxilios Cruz de los Milagros de Punta Batel, Conin en Gobernador Virasoro, con el hospital San Roque en Esquina.
“Podemos hacerlo porque recibimos muchas donaciones de medicamentos de personas individuales, laboratorios y farmacias, que les quedan medicamentos sin utilizar y personas que homenajean a seres queridos que ya no están donando los medicamentos que consumían. Muchos años de posicionamiento del Banco hacen que, por suerte, recibamos estos medicamentos y a través de un proceso estandarizado, algo que no tiene valor para quien lo dona, termina constituyéndose como un tratamiento médico más que útil, urgente y necesario para quien no lo puede comprar”, explicó, y aclaró que “en este proceso intervienen voluntarios con un instructivo de clasificación elaborado por un grupo de farmaceúticos, que son los responsables del control de esto”.
“Es una cuestión de todos, a través de actos de solidaridad, mejorar el mundo”
ABORDAJE INTEGRAL: EN QUÉ CONSISTE
“La Fundación trabaja con la particularidad de un abordaje integral con las personas que atraviesan situaciones de vulnerabilidad o pobreza. Cuando decimos integral, nos referimos a que llega alguien para una entrevista porque necesita una beca, no puede afrontar el alquiler o porque necesitan un medicamento, lo recibe una asistente social que sabe que detrás de ese pedido emergente y urgente, hay otras necesidades”, destacó Ruth.
“Y para poder trabajar con las familias en una vía de superar esta situación de vulnerabilidad, es necesario constituirse en una suerte de andamio, que resuelva los temas y materiales más urgentes, y que a su vez, ayuden a buscar las herramientas internas que permitan superar estas condiciones. Es hacia donde transitamos, el objetivo de nuestro trabajo es que no necesiten ayuda”, remarcó.
“Un alto porcentaje de la población beneficiaria son personas mayores, casi un 40%, y trabajamos para asegurarnos de mejorar su calidad de vida, que no les falte el alimento, atendiendo las necesidades dietarias que encarecen el presupuesto por la cantidad de enfermedades que condicionan la dieta, nos aseguramos de que tengan la seguridad de un techo, el pago de expensas y alquileres, de cuidados domiciliarios y de medicamentos”, detalló.
Y además, contó que son los únicos en Argentina con un programa de asistencia a sobrevivientes del Holocausto, que tienen entre 90 y 99 años, con una historia particular que los atraviesa. “No podemos cambiar su historia, ni modificar su pasado. Tratamos de que su presente sea de bienestar”, manifestó.
A punto de salir la tercera edición del libro “Voces con historia”, producto del taller de lectura en el que participan sobrevivientes, comentó lo trascendental de la escritura de estas vivencias. “Hubo un fenómeno en todo el mundo y es que los sobrevivientes del holocausto no pudieron hablar de lo que pasaron. Este taller de lectura les posibilitó a muchos hablar de cosas que tenían absolutamente calladas y guardadas, durante tantos años de su vida, es muy emotivo poder trabajar en este material. Fue una manera de contar a sus hijos y nietos de contarles cosas desconocidas de sus propias vidas es muy intenso”, expresó.